martes, 23 de agosto de 2011

Ciudad Perdida-- IEDF: construyendo hoyos-- La importancia del voto chicano-- Fiel de la balanza, 500 mil electores-- Miguel Ángel Velázquez

La batalla por la jefatura de Gobierno de la ciudad de México, como ya se sabe, trascenderá las fronteras de la capital. Los chilangos que viven fuera del país podrán ejercer su voto para favorecer o castigar a cualquiera de los candidatos que se presenten a la elección.

No obstante, hay tal confusión en el Instituto Electoral del DF que más que abrir un espacio a la contienda limpia, y la decisión soberana de quienes se interesen por la vida en la ciudad, se podría estar construyendo un hoyo espectacular para el fraude.

Según se nos ha comentado, hay, sin que se tenga certeza plena, alrededor de medio millón de posibles electores en Estados Unidos, cifra que sin duda debe interesar a los partidos en lucha por el Gobierno del DF. La mitad de esos sufragios podrían ser el triunfo o la derrota de un partido.

Lo malo es que en el IEDF parece que no se han cerrado las posibilidades para que los intereses de alguien inclinen la balanza. Un ejemplo claro de la falta de visión en ese organismo es que, a la fecha, no se sabe cuáles serían los motivos para la anulación de un voto, es decir, cualquier tipo de chapuza, hoy por hoy, sería aceptada por el instituto, y la tarea tendría que llegar al Tribunal Electoral del DF, y hasta la Suprema Corte, en caso necesario, pero sin las bases de ley que señalaran el camino a los jueces sobre tal situación.

Claro que los problemas de la elección fuera del país le serán cargados, también, o en primer lugar, a la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, que no supo o no quiso poner candados a la posibilidad de un fraude que se antoja ante la debilidad de la ley.

De aquel lado de la frontera hay entusiasmo por las elecciones en general. A fin de cuentas muchos de los que viven allá mantienen a buena parte de sus familias viviendo en esta ciudad, y más que eso, envían dinero en cantidades muy respetables como para exigir que el manejo de las finanzas no sólo sea claro, sino honesto. Por todo ello, se hacen merecedores al sufragio, es decir, a depositar su confianza en alguien que les dé certeza de que sí hay posibilidades de mejorar la vida de sus familiares.

Por eso resulta tan delicado el paso que se ha dado en el DF. Es cierto que en los experimentos pasados la votación ha sido tan escasa que no impacta para nada la elección, pero esta vez, refiriéndonos sólo al DF, se dice que por ejemplo, en Chicago y en Los Ángeles se ha despertado un interés, que no pasa inadvertido, de los migrantes sobre quién gobierne la capital del país.

Así que será cosa de que el IEDF envíe, desde ya, señales de confianza a los posibles sufragantes. Por lo pronto, los partidos poíticos o sus representantes han caído en la cuenta de la importancia del voto chicano, y algunos ya han hecho visitas a Estados Unidos para sondear sus posibilidades, y hasta buscan regresar. Otros ya preparan maletas porque tienen claro que el campo de batalla por el DF se extendió hasta aquel lado. Ojalá y el IEDF se ponga las pilas pronto para apoyar el ánimo con el que ahora se habla de la elección. Ya veremos.

De pasadita

Ya no hay salida, mejor dicho, ya no hay tiempo para recomponer las cosas en el PRI de esta ciudad. Para decirlo de forma más clara: no habrá elección para presidente de ese organismo, los tiempos ya no alcanzan para que se cumpla con los requisitos a que obliga la ley y la honestidad partidaria, aunque eso no les importe demasiado a los priístas.

Habrá otro delegado especial, y según cuentan en el propio partido, donde cada vez se mira más lejana la posibilidad de que Beatriz Paredes compita, será el ex gobernador de Veracruz, Fidel Herrera, quien venga a poner orden. Herrera era uno de los gobernadores que se haría cargo de una de las 16 delegaciones del DF –estaba asignado a Iztapalapa–, pero frente al desastre de la elección, se le ha invitado a ponerse la camiseta de delegado del CEN. Eso, dicen algunos, está bien, pero el conflicto va a seguir, crecerá y estallará en su momento, con Fidel o sin él.

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