viernes, 12 de agosto de 2011

Policías del Edomex asaltan casas en el DF


Vejan al poeta Efraín Bartolomé y a su esposa, en Héroes de Padierna


Destrozos en la casa del escritor Efraín Bartolomé, quien también denunció roboFoto Yazmín Ortega Cortés
Alejandro Cruz Flores, Carlos Paul, Alfredo Méndez y Ana Mónica Rodríguez, reporteros; Israel Dávila, corresponsal

Periódico La Jornada
Viernes 12 de agosto de 2011, p. 7
Eran alrededor de las 2:43 de la madrugada de este jueves, cuando un grupo armado ingresó de manera violenta a tres viviendas de la colonia Torres de Padierna, en búsqueda del líder de una banda criminal; una de las casas allanadas sin orden judicial de cateo fue la del poeta Efraín Bartolomé, quien enseguida denunció los hechos.

El escritor de 60 años de edad, quien estaba acompañado por su esposa Guadalupe Belmontes durante esa acción violenta, explicó: “Los hechos son bastante siniestros, sobre todo por la hora en que ocurrieron.

El grupo de seis o siete hombres de la policía del estado de México irrumpió también en la casa de mis vecinos, quienes son una pareja de edad avanzada y viven solos, además de la otra casa donde habita Patricia Magaña, investigadora del Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México.

En su denuncia, Bartolomé narró que un grupo de hombres ataviados de negro, con pasamontañas, chamarras, guantes y portando rifles de asalto irrumpieron en la casa y mantuvieron a la pareja en el piso del baño durante una hora, mientras los inquirían sobre datos personales.

¡Abran!, fue el grito que se escuchó y se repetía antes de que empezaran a golpear con violencia la puerta de la casa”, apuntó Bartolomé.

Gritos, amenazas, agresiones

“Nos amenazaron, nos tiraron al suelo y a mi esposo le dieron un manotazo en la cabeza, mientras nos gritaban todo el tiempo ‘¿dónde están las armas?’, y luego de catear toda la casa se fueron sin dar ninguna explicación”, dijo la arqueóloga Guadalupe Belmontes.

Los vecinos dijeron –prosiguió el autor– que llegaron a la colonia, ubicada en la delegación Tlalpan, una camioneta con 20 policías y un auto negro, “que se estacionaron frente a nuestra puerta de acceso. Enseguida cerraron la calle para que no pasara nadie y se metieron a las casas en un operativo coordinado”.

Entre amenazas, seis o siete hombres –explicó Bartolomé– dijeron que buscaban armas, pero nunca dieron ninguna otra explicación.

Durante el asalto violento, añadió el escritor, además de diversos destrozos fueron sustraídos de su hogar una memoria USB de la computadora, una cámara fotográfica que estaba sobre un buró, y el reloj Omega Sppedmaster Professional que me acompañó por casi 40 años.

Incluso, dijo, había un sobre con dinero, con alrededor de 4 mil pesos, el cual no vieron o no les interesó. Lo que sí hicieron fue muchos destrozos y desorden vaciando cajones, rompiendo puertas y armarios.

Luego de que el grupo policiaco salió de la casa, el escritor reseñó lo sucedido a diversos amigos y también lo detalló en una crónica que tituló ¿De verdad estamos solos?, lo cual provocó la solidaridad de amigos, artistas e intelectuales.

Me doy cuenta que no; que con esa reacción de solidaridad no estamos tan solos. Saber que estamos acompañados en el dolor es un buen paso. Pero también me doy cuenta que nos falta muchísimo para que estos hechos no sucedan, dijo el poeta.

Unas horas antes, Bartolomé había recibido un homenaje en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, con motivo de la presentación de su biografía titulada Los versos y la sangre: vida y obra de Efraín Bartolomé. “Se han comunicado conmigo amigos y funcionarios de la cultura expresando su apoyo; incluso –dijo el autor chiapaneco– alguien nos ofreció su casa, pero no pensamos movernos de nuestro domicilio.

No permitiremos el control de ellos (la violencia policiaca) sobre nuestra alma, sobre la cual sólo mandamos nosotros mismos, a pesar de lo que estos invasores hicieron hoy en la madrugada, subrayó el autor.

En tanto, la señora Victoria Rueda, otra de las afectadas por el operativo, aseveró que eran cerca de las 3 de la madrugada cuando comenzaron a escucharse fuertes golpes en el zaguán de su casa. En cuestión de segundos la mujer de la tercera edad vio cómo una decena de policías del estado México irrumpían en su vivienda buscando no sé qué en todas las habitaciones.

Afortunadamente no nos hicieron nada ni robaron nada, aunque tanto ella como su esposo se sintieron intimidados por las armas de grueso calibre que portaban los uniformados.

La PF no participó: SSP

“Fue horrible –describió– la impresión de ver cómo golpeaban y se metían arbitrariamente con las metralletas en las manos” y, añadió, en ningún momento dieron una explicación del motivo de su presencia y la única respuesta que dieron fue: Nada, ustedes se están ahí sentados.

Sobre los allanamientos realizados en las tres viviendas, la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) federal aclaró que en el operativo policiaco encabezado esta madrugada por efectivos de la policía del estado de México, que irrumpieron en el domicilio del poeta, no participaron elementos de la Policía Federal.

“Se trató de un operativo de la Procuraduría General de Justicia del estado de México para detener a Óscar García Montoya, líder de la organización criminal La mano con ojos, en el que no se requirió la colaboración de la PF”, expuso la dependencia.

Ustedes perdonen...

A su vez, el procurador del estado de México, Alfredo Castillo, admitió que se cometieron errores, al implementar un operativo en busca del líder de La mano con ojos. El funcionario ofreció una disculpa pública a los propietarios de las viviendas allanadas y se comprometió a resarcir todo aquello que fue dañado por la irrupción policiaca.

En tanto, la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) inició una averiguación previa por este hecho y aclaró que en los operativos realizados para la aprehensión del presunto sicario las autoridades capitalinas sólo participaron en la vigilancia perimetral.

Incluso, el procurador capitalino, Miguel Ángel Mancera Espinosa, se comunicó con el escritor para decirle que se mantendrá al pendiente de las indagatorias y aclararle que la dependencia a su cargo no tuvo nada que ver con esa operación policiaca.

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