jueves, 29 de noviembre de 2012


El blando coro monocorde de Ciro Gómez

HÉCTOR PALACIO@NietzscheAristomié 28 de noviembre de 2012
“Pero un blando coro monocorde calificó el operativo de exagerado, abusivo, agraviante, y el cerco se quebró.”, escribe Gómez Leyva en “Roto el 'Cerco de San Lázaro', el sexenio ha comenzado” (Milenio 28-11-12), refiriéndose a las vallas metálicas tiradas por diputados del PRD junto con vecinos de la zona de San Lázaro en protesta contra el cerco militar y policiaco con el cual pretende iniciar el nuevo régimen. Debe aclararse primero que el corral ofensivo no se cayó, lo tiraron. Y antes que la acción de las vallas, fue la voz de las redes sociales la que simbólicamente derribó el agravio del poder, la “lógica del Estado Mayor Presidencial” contra la sociedad.
Claro se ve que Ciro no conoce de coros. O al menos no refiere a ninguno que le haya inspirado su pretenciosa frase. Evidentemente, en este hecho no estamos ante un épico coro griego o al menos ante la épica coral de una ópera rusa o ya de perdida ante el fragmento de un grandilocuente coro wagneriano. Tampoco ante un energético y patriótico coro verdiano, o un sentido y solemne coro de Brahms. Más recientemente, tampoco ante la estridencia de Krysztof Penderecky o la íntima profundidad al unísono de un Henryk Górecki.
Estamos aparentemente ante una frase hueca de Ciro Gómez Leyva; una más. Y es hueca en cuanto a la formalidad de su uso en la columna, pero en realidad con la intención de descalificar, minimizar, denigrar. Es una frase semejante a la utilizada por Luis Echeverría al querer callar a los universitarios que protestaban contra él en ciudad universitaria al llamarles “jóvenes del coro inútil”. Frase autoritaria, abusiva del poder.
Pero este “blando coro monocorde” –no hay tal cosa como coro blando y monocorde en la música que es a donde naturalmente corresponden los coros; ni siquiera en el minimalismo- ha exhibido la pretensión autoritaria de Peña Nieto y el PRI. Las múltiples voces de la sociedad han derribado unas vallas prácticamente imposibles de tirar durante el sordo y despótico sexenio de Felipe Calderón.
Lo que difícilmente se hizo en 6 años, se ha hecho a pocos días de que inicie el nuevo sexenio, el cual Ciro ya da por comenzado en sus ansias de elogiar al ejecutivo entrante (de hecho lo dio por establecido desde que iniciara su “análisis” del daily tracking durante la campaña), que en eso consiste su labor, elogio abierto, a veces revestido de pequeñas críticas. Y porque esa es la tarea de la mayoría de los columnistas de Milenio, la blanda crítica y el monocorde elogio a coro prácticamente unísono.

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