El abogado del diablo. Televisa y Florence Cassez
La primera vez que me topé con el término Abogado del Diablo, fue a través de la obra homónima de Morris West, quien por cierto en determinado momento de su vida, fue hermano marista dentro de la iglesia católica, por lo que esta exitosa novela tiene mucho de la experiencia propia del autor y da testimonio de puño y letra
“... La teología que nos predicaban era el antiguo código fundamentalista que siguió a la Reforma... En la Congregación, realicé mis primeras experiencias destinadas a lavar el cerebro humano y a doblegar el espíritu. Las practicaba mi maestro de novicios..., un anti-intelectual, afectado de ceguera espiritual, que infligió daños graves, a veces irreparables, a muchos de los jóvenes que estaban a su cargo... Y, sin embargo, aprendí mucho de él. Aprendí a guardar silencio y esperar. Aprendí la inutilidad de discutir con los sordos. Aprendí a no confundir jamás la verdad con el hombre que la predicaba o la deformaba, a sospechar siempre del evangelista... Rogué no ser nunca como él. Sabía que nunca podría creer en el Dios que él predicaba. Para alcanzar la serenidad en la cual, gracias a Dios, resido ahora, tuve que aprender a perdonarlo. Lo que no puedo perdonar y lo que jamás puedo admitir es la crueldad impersonal que las instituciones —mi propia Iglesia entre ellas— ejercen sobre sus miembros y que justifican con mil argumentos... He luchado contra esta crueldad la vida entera.”
Hasta ese momento, ni siquiera imaginaba que el Vaticano utilizara la figura del advocatus diaboli o promotor de la justicia promotor iustitiae cada vez que se pretende canonizar a tal o cual persona en virtud de los méritos en vida que hacen que el pueblo (una comunidad, Estado o nación) clame por su santidad.
Esta figura estuvo presente en el proceso de canonización de la Madre Teresa de Calcuta y del hoy beato Juan Pablo II y su propósito es aportar elementos para que la Iglesia no canonice a los postulantes. Entonces ¿cómo se usa el término en la vida secular? ¿A quién denominamos “Abogado del diablo”?
Se dice de todo aquel que discute, pelea o arenga sosteniendo conceptos, ideas o frases a las que tal vez no adhiere pero que le resultan útiles, eficaces u oportunas para salir victorioso de la contienda oral o legal en la que se inmiscuyó. A veces se acude a esta postura al sólo efecto de marcar contradicciones o falencias en el pensamiento o en la ideología de otro, para hacer notar su puntos flojos. Se conocía como Abogado del Diablo (también denominado Promotor de la Fe) al sacerdote doctorado en Derecho Canónigo que intervenía en los procesos de canonización de la Iglesia Católica y que se encargaba de exigir la comprobación de datos fidedignos que pudiesen llevar a una persona a convertirse en santo o en beato[i]
Sin embargo, más allá de la definición, se encuentra el hecho de que para todos aquellos que simpaticen con esta figura vaticana, esta postura constituye aparte de un modo de vida, toda una forma de pensar.
Lo invito, estimado lector, a echar un vistazo al caso Cassez a la luz de su propio testimonio, a través del libro escrito de su puño y letra y, por supuesto, la postura de sus detractores. Aquí en México, hemos escuchado reiteradamente, los testimonios de las supuestas víctimas de Cassez y si, son “supuestas” porque su caso no llegó a juicio por la cantidad de anomalías en el proceso, esto es lamentable porque constituye un doble agravio a las víctimas, porque es evidente que desde el principio, este fue un caso de orden político, más que legal y su resolución, obviamente, fue en ese talante.
Los medios de comunicación como promotores de fe
Si usted vio anoche el noticiero del señor Joaquín López Dóriga, se pudo dar cuenta, estimado lector, de que antepone la palabra “secuestradora” antes de mencionar el nombre de Florence Cassez y cuestiona duramente el trato de celebridad otorgado por el gobierno de Francia .
El abogado del diablo, señalaría la incongruencia del conductor estrella de Televisa, puesto que fue la misma televisora la que en complicidad con Genaro García Luna, se prestó para orquestar el montaje de la aprehensión de la francesa. Antes de ser célebre en Francia, Televisa la hizo célebre en México. Lo que sea que la palabra "celebridad" signifique.
Bien visto el asunto, la liberación Cassez fue un duro revés para el tipo de justicia ejercido en el calderonato, pero también a la credibilidad de la Televisora del Ajusco ¿cuántas veces se ha prestado a montajes y el público en general lo desconoce? ¿ qué es capaz de hacer Televisa con tal de gozar de la simpatía del gobernante de turno? ¿por qué la televisora no fue sancionada por tal aberración? ¿por qué el presentador del noticiario estelar del canal de las estrellas omite la responsabilidad de su empresa en el caso Cassez, pero repite la palabra “secuestradora” cada vez que habla de aquella mujer que su casa Televisa contribuyó a encarcelar de manera arbitraria?
Y es que los jueces dicen que Cassez no es inocente, pero tampoco culpable. Los medios de comunicación no son jueces y la opinión de la sociedad en general no está por encima de la ley. En ese orden de ideas, haría falta una campaña tan espectacular y poderosa, que igualara en magnitud al vídeo-montaje que las autoridades se empeñaron con tanto esmero en mostrar a la opinión pública para obtener lo más cercano a la justicia imparcial en nuestro país.
En México, desde el sexenio pasado hay una oleada de indignación permeada por la sangre de las víctimas de una estrategia unilateral de combate al crimen organizado. Se entiende que la sociedad busque justicia. La venganza es otra cosa. Y ahí tenemos el caso de la señora Wallace, que desde hace un tiempo decidió vender su credibilidad al PAN a cambio de contender por la gubernatura del DF.
No sorprende su postura ente la liberación de Florence Cassez, lo que impacta es la falta de autocrítica y honestidad ¿defiende a las supuestas víctimas de Cassez o defiende la estrategia del ex presidente Felipe Calderón? Esta pregunta es nodal para entender el posicionamiento de cada uno de los actores de este entramado político.
¿Por qué no se da la misma promoción, publicidad e importancia a aquellas personas que piensan que Cassez es inocente? Ella afirma en su libro autobiográfico “A la sombra de mi vida”[ii]
“Tres o cuatro entrevistas con la prensa mexicana, con Denise Maerker y Ciro Gómez Leyva para Radio Fórmula y con Jorge Carrasco de Proceso (…) Pascal Beltrán del Río, del Excélsior, escribe una crónica mordaz y denuncia a su gobierno que, según él, ha perdido credibilidad en este asunto. Samuel González Ruiz denuncia la falta de coherencia en el comportamiento de su país. El domingo 2 de agosto, El Universal publica un texto del renombrado historiador Jean Meyer (quien anteriormente se había dejado influir por el ambiente de linchamiento en mi contra, pero cambia de opinión a partir del material que le proporciona una periodista que ha estudiado y analizado mi expediente) que escribe: “confieso que me dejé llevar por la cargada de búfalos” Luego agrega: “El historiador debe conseguir toda la información posible antes de pasarla por la criba”…el periodista también (…) “Las “fallas” para no decir más, en los procedimientos, instrucción, juicios en el asunto de Cassez, abren la puerta a todo tipo de sospecha”. Son reclamos que Felipe Calderón no puede admitir y Genaro García Luna quiere desvirtuar, pues siente que la opinión pública puede cambiar”
Amén de las declaraciones de la periodista Anabel Hernández
"¿dónde están y qué hacen ahora los secuestradores de Ezequiel, Cristina y su pequeño hijo Cristian? Quien acusa inocentes, protege culpables"
Para mayor información acerca de las contradicciones de testigos y manipulación de la información en el caso de Florence Cassez, aquí presento el link donde escribí hace unos meses del caso
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