martes, 29 de enero de 2013


#Monex, #Cassez y 4 personajes claves de un montaje “liso y llano”

HÉCTOR PALACIO@NietzscheAristodom 27 de enero de 2013
Como ya han especulado o propuesto variados columnistas y comentaristas, el 23 de enero fue un día en que el sistema o régimen utilizó sus mejores armas, por encima y por debajo de la  mesa, para salir airoso de dos casos atorados en el mismo. Realizó nada menos que un montaje nacional titulado (o caracterizado por lo) “Liso y llano”. Como argumento y escenografía se utilizaron dos planos: El caso Florence Cassez- SPCJN, para hacer sombra al caso Monex-PRI-EPN-IFE; ambos, temas de una misma obra.
Un asunto tan relevante que pudo haber establecido si el PRI y Peña Nieto emplearon artimañas para comprar la presidencia de la nación, como se ha dicho, quedó en el submundo de la escena, en un segundo y opaco plano; sordo y ciego, y sobre todo, impune. A final de cuentas, los sospechosos malhechores quedarían prácticamente absueltos al igual que la presunta secuestradora francesa (descripción, no condición xenofóbica; ojo comentaristas), solo que ésta con gran escándalo nacional e internacional; con un mensaje de conciliación política (nada que ver con la justicia) para la Francia agradecida con el nuevo régimen priista.
Ha habido al menos cuatro personajes que desempeñaron muy bien su papel de reparto con apariencia de protagónico -de “mandaderos del régimen”, diría alguien por allí-, de vehículos portadores de parlamentos preestablecidos, cuando lo que los espectadores exigían ilusamente de ellos –señores de grandes honorarios, seguridad, viáticos y demás placeres cubiertos-, era una independencia determinante.
Pero pareciera que en la política mexicana todo fuera un montaje, no teatral ni fílmico, televisivo. Ya hay consenso en ello. López Dóriga, por ejemplo, en su respectivo papel de locutor en el permanente montaje de televisa (ejemplo exitoso: Co-producción García-Luna-Televisa, que a final de cuentas el compungido actor en papel de periodista, Loret de Mola, ha reconocido), se pregunta a la vez si la actuación de los ministros fue un fallo o montaje. Pertinente pregunta.
Los personajes del 23 de enero:
Olga (no la de Eugene Onegin, sino Sánchez Cordero). Encargada del proyecto de amparo para llevar nuevamente a Florence Cassez ante un tribunal (en el sentido también del magistrado presidente, Pardo Rebolledo). Personaje que súbita, inesperadamente para el público, da un vuelco a la trama al retirar su propuesta. Parlamentó sentirse afectada por el sentido de los otros votos, particularmente el del actor joven, así que ella, gran conmoción y brillo en los ojos, abrazaba asimismo lisa y llanamente la propuesta de libertad inmediata.
Alfredo (No el La traviata, sino Gutiérrez Ortiz Mena). En el papel de joven ministro debutante, interviene para establecer un parlamento bien aprendido de memoria. Su tarea, centrar la sesión no en el tema de la culpabilidad o inocencia de la francesa, sino en las irregularidades del proceso: Tele montaje, falta de notificación consular,… Vota tan conmovedoramente por el amparo “liso y llano” apretando de tal manera “la cosa”, que obliga a Olga a retirar su propuesta y abrazar una previa de Arturo (Zaldívar Lelo), personaje también liso y llano. ¡Desempate!
Y todo quedó liso y llano. Y mientras tanto, en otro lugar de la ciudad…
Leonardo (No el de Bodas de sangre, sino Valdez Zurita). En papel de cómico solemne, “El Va-Zurita”, como magistralmente le ha bautizado Julio Hernández, de La Jornada, ha desempeñado siempre a un buen patiño. Sabe a la perfección el sketch oficialista y solo agrega pequeños cambios dependiendo de la situación. Así, durante el programa para juzgar sobre el caso Monex, la variante fue mínima: Todo era cuestión de repetir lo de siempre. No obstante, cuando estaba empatada “la cosa” y tendría que dar un voto de desempate como “presidente”, abrupto, un carácter ausente hasta entonces gallardamente golpeó  la puerta para salvarle del apuro. Suspenso.
Sergio (No un Sergio cualquiera, sino García Ramírez). En un acto de honorabilidad y ética, se retira, durante el prolongado primer acto, de la escena de los debates sobre el caso Monex y el posible castigo al PRI; por haber sido secretario general del partido con nuevo rostro y por ser amigo y compadre de los involucrados y acusados en el caso. Al ver empatada “la cosa”, sin embargo, hacia el fin de la obra regresa presto de la cafetería o el bar, renuncia oportunamente a la ética y la honorabilidad y decididamente franquea la puerta. Argumenta ausencia pero no excusa para no votar (recita el solemne parlamento: “Me hice el güey un rato, pero no es para tanto”), para valerosamente desempatar todo a favor del PRI: Sí, reconoció el IFE, el partido de Peña utilizó Monex, “dispersó” 70 millones de pesos y no se sabe dónde están al menos 44 millones de pesos. Pero los consejeros, acicateados por el voto del gallardo Sergio, concluyeron que el PRI es inocente, que todas las acusaciones eran infundadas y no sé qué más cuento.
El miércoles 23 de enero de 2013, todos cumplieron su papel de espléndida manera. Aplausos. La puesta en escena le salió bien al PRI y a Peña Nieto. A pedir de boca, de rechupete: Lisa y llana. Ahora preparan el guión para provocar estallidos mediáticos que así como el de Cassez que obnubiló a Monex, nublen la percepción del público mientras se eleva el IVA y se privatiza el petróleo.
Mientras tanto, en algún otro punto neurálgico de la nación… 

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