jueves, 21 de febrero de 2013


Ciudad Perdida
Cayó Esther Orozco
Su proceder la hundió
La historia aún no termina
Miguel Ángel Velázquez
E
s oficial: la señora Esther Orozco fue destituida del cargo que le fue conferido por el Consejo Universitario de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México en la segunda semana de 2010, después de un conflicto que llevó al cierre de esa casa de estudios por 75 días, y del exhorto que casi toda la comunidad universitaria y cada una de las autoridades del gobierno de la ciudad le habían hecho para que dejara el cargo.
Como ya habíamos comentado, nadie más que la misma Esther Orozco es culpable de su debacle, que empezó muy temprano en su administración cuando descalificó a la escuela como formadora de profesionales, y se negó a aceptar los motivos que fundaron esa institución.
Por ello recibió, en septiembre del 2012, la recomendación 14/2012 de la Comisión de Derechos Humanos del DF, que entre otras cosas hacía referencia a la violación del derecho a la educación, acusación que por sí sola debería ser motivo para que cualquier profesional con orgullo dimitiera, pero la señora Orozco quiso estirar la liga con afanes de prepotencia que la llevaron a perder el respaldo hasta del gobierno.
Hoy está oficial y formalmente destituida, y aunque recurra a todas las trampas que estén en su mano, la posibilidad de su regreso parece impensable, por lo que mejor sería que se empeñara en dar cuenta cierta de las otras acusaciones que tiene en su contra y que implican acción judicial.
Es importante señalar que de parte del gobierno de la ciudad se hizo todo lo posible por lograr que el conflicto en la UACM se resolviera de la mejor manera. En cuando menos un par de ocasiones se llamó a la señora Orozco para que considerara una salida que no golpeara su imagen pública, pero a cada acuerdo –que los hubo– siguió un desacato por la que era rectora.
Se crearon mesas de diálogo en las que las partes expresaron sus argumentos para que se pudieran tomar acuerdos ventajosos para la UACM, pero ninguno aceptó, en los hechos, la ex rectora. Mejor el grupo de estudiantes y maestros de la escuela mantuvo su palabra en esos acuerdos que la señora Orozco, que los desconocía sin mayor problema, amparada en un pequeño grupo de correligionarios que la apoyaban, y también en el supuesto de que Marcelo Ebrard intervendría en su favor.
Nada de esto último fue cierto y la señora fue cesada en sus funciones, pero, aun con las pruebas en la mano, algunos diputados del PRD –bueno, de Nueva Izquierda, de los chuchos, para ser más exactos– cargados de odios porque todos sus sueños de grandeza se han desfondado, buscaron impedir que la Asamblea Legislativa del DF pidiera una vez más a la hoy ex rectora, que dejara la institución. Los chuchos que trataron de hacerle el caldo gordo fueron Víctor Hugo Lobo y Daniel Ordóñez.
Por lo pronto, en el ámbito de gobierno ya se alistan para refrendar su reconocimiento al Consejo Universitario que destituyó a la señora Orozco, mismo que fue electo por la comunidad, y que la señora Orozco desconoció porque estaba en su contra.
En fin, parece que esta página, este capítulo de la historia de la UACM por fin se cierra en bien de la institución; ahora lo difícil será sacar a la rectora destituida de las instalaciones de la escuela, donde seguramente se pertrechará para seguir dañando a la UACM. Así que el segundo capítulo apenas empieza. Ya veremos.
De pasadita
En los primeros días de marzo se habrá de reunir en esta ciudad un buen número, algo así como 100, más o menos, de alcaldes y delegados de izquierda que buscan trazar una nueva estrategia para lograr mayor justicia en la asignación de recursos para sus municipios y delegaciones. Además va a construir, según nos dijeron, una agenda de trabajo que parece no encajar en los planes que cuando menos en el DF tienen las autoridades encargadas de administrar los recursos. ¿Será?

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