jueves, 28 de febrero de 2013


“Nunca más un maestro como botín”, artículo de Ricardo Raphael
Ricardo Raphael, autor del libro Los socios de Elba Esther, escribe en el diario El Universal, en el que expone que el ambiente moral en el que convive cotidianamente el maestro es autoritario.
(Foto: Cuartoscuro)

El analista y escritor, Ricardo Raphael, autor del libro  Los socios de Elba Esther, escribe hoy en el diario El Universal, un artículo sobre el papel de los maestros en los conflictos políticos y sindicales del sector de la educación.
Lee la versión íntegra del texto.
Nunca más un maestro como botín
Ricardo Raphael/ El Universal
28 de febrero 2013
La historia del magisterio mexicano merecería para este siglo un mejor destino. Demasiadas décadas los profesores han sido menospreciados por gobernantes; mirados como clientela al servicio del poder y como instrumento para asegurar votos. Desde 1943, el acuerdo con los líderes sindicales de ese gremio ha sido simple: someter al profesor y ayudar a ganar elecciones. Cumpliendo ambos criterios esos dirigentes han sido virreyes plenipotenciarios para hacer y deshacer a su antojo.
Si algo cambió los últimos 12 años fue que Elba Esther Gordillo logró crecer, de más, en comparación a sus antecesores. Aun con panistas en el poder, mantuvo al magisterio sometido a los caprichos del gobernante y fue la más eficiente al brindar urnas repletas como ofrenda suprema de sus alianzas.
En este contexto el maestro no ha sido valorado como profesional, como inteligencia crítica, como formador de la sociedad.
Las contradicciones de nuestra sociedad son escandalosas cuando justo a ese profesionista de la educación se le exige que sea el encargado de formar ciudadanos preparados para actuar en democracia.
El ambiente moral en el que convive cotidianamente el maestro es autoritario y sin embargo se le exige que enseñe la libertad, el respeto a las leyes y la igualdad republicana.
Por 24 años Gordillo mantuvo en su casa reglas indignas, corruptas y arbitrarias. Lo hizo en complicidad con gobernantes, ciertos poderes económicos y una larga lista de intelectuales. Hoy varios de ellos se lavan las manos y señalan el poder de la maestra como fenómeno solitario.
La detención de la líder vitalicia abre una oportunidad histórica para que los vientos de la libertad sindical y la democracia representativa comiencen a soplar en esa edificación asfixiante que es el SNTE. La revolución magisterial que hombres como Othón Salazar, Misael Núñez o los primeros fundadores de la Coordinadora imaginaron, viene a cuento para recordar, no sólo los años de la represión, sino las ideas más valiosas y la ética más elevada que también han estado en la agrupación magisterial.
Y sin embargo, es de temerse que, de nuevo, la historia se repita como tragedia: la emergencia de un nuevo liderazgo a modo, para someter al maestro-objeto y que sea accesible para acarrear votos en elecciones.
Esta profecía no es pesimismo sino cautela alertada por la experiencia. Pareciera que tal definición es exclusiva del Presidente. Pero no. Si el magisterio sabe leer la coyuntura, si se asume como adulto responsable de su libertad, si confirma los mejores alcances que carga consigo, quizá el profesor podría, nunca más, volver a ser botín político de nadie.

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