09 de Octubre, 2009 - 00:00
Me llegó una invitación por Internet para unirme a un grupo que solicita la renuncia de Calderón.
El texto dice así:“Llegó al poder de manera ilegítima. Únicamente se ha dedicado ha promocionar su inútil guerra contra el narco, gastando en armas los recursos del pueblo. No le importa invertir en educación, salud ni en desarrollo científico y tecnológico, y ya en su tercer año de gobierno, con un decremento económico cercano al 10% y sin el apoyo de las cámaras, le resultará imposible gobernar. Mejor que renuncie por el bien del país”. Son muchas las voces inconformes que quieren que renuncie Calderon para iniciar la reconstrucción del país y no dejar pasar más tiempo. Esta invitación me resulta sorpresiva porque generalmente en Internet no se ocupan de temas políticos y menos jóvenes de universidades privadas, como es el caso.
Tengo gran curiosidad por saber quién inició este grupo y cuántos, como yo, aceptaron unirse a él. Lo cierto es que la realidad rebasa ya las mentiras de los medios de comunicación, y la gente siente en carne propia los efectos de la crisis, no sólo económica sino de seguridad.
Además, no es mala idea que Calderón acepte su derrota y deje de dar tantos golpes a la población y al país. La noticia de que la UNAM siga a la cabeza de las universidades de América Latina y que esté considerada entre una de las 200 mejores universidades del mundo, es una pequeña muestra de que el gobierno usurpador no ata ni desata.
¿Cómo es posible que le reduzca el presupuesto en vez de propiciar que un mayor número de jóvenes tengan acceso a ella?
La respuesta es simple, al gobierno no le interesa la educación de los jóvenes ni la investigación científica, quiere seguir dependiendo de las trasnacionales y llevarse su tajada por comprar fuera de México lo que aquí podríamos producir y desarrollar, por eso no avanzamos y seguimos dependiendo de otros países. Lo bueno de esta invitación es que incluso los jóvenes de universidades privadas están identificando quiénes son los que acentúan nuestros males en vez de remediarlos. Por eso me integré con gusto al grupo y seguiré investigando hasta saber de dónde surgió la idea.
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