Enrique Galván Ochoa
Alguna vez el presidente López Mateos dijo que su gobierno era de izquierda y se le vinieron encima los directivos de las organizaciones empresariales de entonces. Publicaron en la prensa un desplegado cuyo título decía más o menos así, la memoria me puede fallar: Hacia dónde vamos, señor Presidente. Tuvo que dar muchas explicaciones –y contratos– para calmarlos. La izquierda a la que se refería no tenía nada que ver con los soviets, si no a la izquierda dentro de la Constitución mexicana. En cambio, el jueves de la semana pasada un carro bomba estalló en Ciudad Juárez. La prensa internacional y algunos analistas mexicanos consideran que este suceso marca un nuevo piso en el ascensor de la violencia, el piso del terrorismo. Sin embargo, el Consejo Mexicano de Hombres de Negocios y los directivos del Consejo Coordinador Empresarial, las organizaciones cúpula del sector, no osaron decirle a Felipe Calderón: ¿Hacia dónde vamos, señor Presidente? Eso no quita que algunos de ellos estén muy alarmados y se muden a Houston, Los Ángeles, Miami o San Diego. Después del secuestro de Diego Fernández de Cevallos y del asesinato del candidato del PRI a gobernador de Tamaulipas, si fueran víctimas de algún acto de violencia serían noticia sólo dos o tres días, mientras algo nuevo sucediera. Pero no se atreven a cuestionar públicamente a Calderón. Ellos lo impusieron. Además, su inversión sigue generándoles grandes ganancias en forma de contratos, concesiones, préstamos. No sería por demás que un día pensaran, aunque fuera un instante, en que no podrán disfrutar de su riqueza en este país si las cosas siguen como van.
El desconocido
José Francisco Blake Mora es el nativo de Baja California que ha escalado la posición de mayor jerarquía en la política nacional. ¿Será ese su único atributo? Ernesto Zedillo ocupó la Presidencia, pero era chilango, aunque vivió en Mexicali, donde hizo la primaria en la escuela Leona Vicario y la secundaria en la Federal número 18. Otros bajacalifornianos que han sobresalido, aunque de manera efímera, son el recientemente fallecido ex gobernador Bob de Lamadrid, de infausta memoria. Fue director de la Lotería Nacional por designación de López Portillo. Los unió una amistad que tenía sus raíces en el fraude de las juntas federales de mejoras materiales. Bob asumió la culpa y huyó a San Diego. En esta ciudad falleció, tenía doble nacionalidad. Un ex senador, Galo Tonella, fue delegado en Miguel Hidalgo. Y en fecha reciente Héctor Osuna, ex alcalde de Tijuana, también de negro historial, fue destituido como presidente de Cofetel. Baja California nunca ha tenido un grupo político con presencia nacional, como Veracruz o Hidalgo. Así que, por el momento, el único mérito del nativo de Tijuana de 44 años que despacha en Bucareli en sustitución de Fernando Gómez Mont, es que ninguno de sus paisanos ha alcanzado nunca una posición política. Dicen que fue el responsable de la derrota que sufrió el panismo en las elecciones del 4 de julio. No hay que restarle mérito a los ciudadanos de Baja California. Ya están hartos de la corrupción y la impunidad de los azules.
@Vox Populi
Asunto: otro golpe a pensiones
Estimado Enrique: ¿qué sabes de esto? De ser cierto, nos están pasando a cuchillo una vez más a los que estamos fuera del sistema. Y curiosamente somos los que mantenemos a los ministros de la Suprema Corte. Tomo un fragmento de un artículo de Arturo Alcalde Justiniani, aparecido en La Jornada el 17 de junio. Se refiere a un cambio en el límite de la pensión por invalidez, vejez y censantía en edad avanzada: “Se calcula que más de un millón 200 mil personas podrían resultar afectadas con esta inesperada decisión. Sus expectativas de jubilación han estado sujetas a las reglas que el propio IMSS ha venido aplicando hasta hoy. Las mismas con las que se han jubilado compañeros y familiares, esto es, la pensión ya sea de cesantía (60 años) o de vejez (65 años). Se paga con base en el promedio salarial de las últimas 250 semanas hasta un tope de 25 salarios mínimos, alrededor de 40 mil pesos. Ahora su límite máximo será de 10 salarios mínimos, 17 mil pesos, casi 60 por ciento menos.
Elder García Mendoza/Distrito Federal
R: Es cierto, sin lugar a dudas, lo que escribió Arturo Alcalde Justiniani. Yo estaría de acuerdo en que se impusiera ese límite de 17 mil pesos, pero si fuera para todos: ministros de la Suprema Corte, presidentes de la República, directores del Banco de México y de Nacional Financiera, los Gurrías, es decir, la alta burocracia. Insisto: mientras no se organicen los señores pensionados, van a seguir robándolos.
Asunto: las calles de Ebrard
En la calle donde vivo la banqueta está muy levantada por las raíces de los árboles y la delegación Coyoacán no hace nada por arreglar el problema. Raúl Flores es el delegado y jamás hace recorridos vecinales para saber cómo está funcionando su demarcación. Lo más curioso es que si algún vecino quiere arreglar la banqueta que le corresponde (con su dinero) le va mal. En ese caso, si aparece la autoridad, lo multan y hasta lo detienen. ¡Ah!, pero eso sí, hay “playas de verano o pistas de hielo, o quince años y ahora vacaciones para extranjeros recién casados a nuestro bello Cancún.
Ángeles Contreras/Distrito Federal
R: Querida Ángeles: dime el nombre de una sola calle del Distrito Federal que no esté cacariza; son una trampa, tanto para peatones como para automovilistas. No se sabe qué es más peligroso, si los rateros o las calles de Ebrard.
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