Que tristeza, se acaba el 2010. No lo digo porque quiera que continúe el baño de sangre por todo el país ni porque siga aumentando la pobreza que alcanza ya a un número impresionante de mexicanos. No, la tristeza es por un año desperdiciado gracias al descarado fraude electoral que evitó la llegada al poder de un hombre honesto y comprometido con las causas justas y el bienestar del pueblo.
Estoy segura de que si Andrés Manuel López Obrador ocupara la silla presidencial, como fue la voluntad de la mayoría de los votantes en 2006, otro gallo nos cantara.
El peligro para México resultó el mismo que pregonó que el peligro era un cambio real en la vida pública del país. Por prolongar los privilegios de unos cuantos, los que apoyaron destruir nuestra incipiente democracia, han provocado un daño a México de dimensión incalculable.
Unos cuantos gozan de esos privilegios pero TODOS padecemos la falta de gobernabilidad, la violencia en su más alta expresión, la falta de crecimiento económico, la miseria de un pueblo noble y trabajador que expresó con su voto la llegada de Andrés Manuel a la Presidencia de la República y desde ahí, con la autoridad moral que lo caracteriza, empezar a reconstruir el tejido social, el campo abandonado, la industria nacional y encabezar una guerra, no contra el narcotráfico sino contra la pobreza y la desigualdad que son las deudas pendientes desde la Independencia y la Revolución.
Sé que para muchos es un alivio que al fin termine este año de muerte y violencia, de violación permanente a los derechos humanos, de desmantelamiento de la industria eléctrica, de burla y cinismo de parte de los que hasta hoy siguen impunes por daños a la nación, y que se exhiben en la TELE como funcionarios, empresarios y políticos honorables. Sin embargo, para millones de mexicanos es lamentable la pérdida de un año en el que pudo ocurrir todo lo contrario a lo que han hecho los integrantes de la Mafia que secuestró al país.
Afortunadamente, todo vuelve a comenzar, todo reinicia mientras mantengamos viva la llama de la esperanza y no dejemos de luchar por lo que soñamos para este país y su gente.
En unos días empezará un año más, otra oportunidad para reflexionar y actuar, para detener la enorme destrucción que se cierne sobre el pueblo de México desde hace muchos años con la derecha al poder.
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