jueves, 23 de diciembre de 2010

Sospechas-- Octavio Rodríguez Araujo

¿Por qué les creería a unos que se autodenominan Red por la Transformación Global (RTG)? ¿Acaso porque dicen expresar los sentimientos de los pobres en contra de los plutócratas? Esto lo dice cualquiera, incluso los políticos de la derecha. Los ex misteriosos desaparecedores han dicho que obtuvieron como pago una milésima de lo que ha robado Fernández de Cevallos. ¿Y qué van a hacer con ese dinero? Para un grupo político marginal, o para una persona, 200 o 300 millones de pesos son muchos, incluso para un partido pequeño; pero para un gobierno llamado por ellos represor (que sí lo es) esa cantidad de millones no es nada: más se gastan en festejos frívolos con motivo de los bicentenarios y centenarios o remodelando mal el Palacio de las Bellas Artes. Si ese grupo (o red), aceptando que existe, quisiera organizar y levantar al pueblo mexicano para sacudirse a los ricos y llevar a los pobres al poder, lo que haya obtenido por el secuestro del Jefe Diego es una bicoca. Cualquier jefe de narcos tiene más recursos y la Procuraduría General de la República también.

El caso Diego Fernández de Cevallos ha sido singular en muchos sentidos: desaparece, encuentran gotas de sangre, se habló de un chip en un brazo, la familia no quiso que interviniera la policía; los hijos, según se dijo, no querían pagar, pero alguien pagó, nos dicen sus ex misteriosos desaparecedores. Finalmente reaparece, y los primeros en informar son los de Televisa y Notimex: la primicia para ellos y no para los pocos medios que no pertenecen a la oligarquía mexicana. ¿Por qué esta aparente incongruencia? Todos recordamos que los comunicados del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, en sus primeros años, los enviaba a La Jornada, a Proceso y a El Financiero, no a Televisa, el canal del locutor que, aunque rectificara, dijo andó por anduvo (López Dóriga, 20/12/10).

El 14 de mayo fue secuestrado y no se sabía entonces si Diego estaba vivo o muerto. Más tarde se supo, o así lo dijeron sus secuestradores, que estaba vivo y pudimos ver, en tres diferentes momentos, tres fotografías que pretendían mostrarlo en esas condiciones aunque un poco deteriorado (lo cual es natural pues es un día mayor que yo, es decir un anciano: tiene 69 y no 68 años como han dicho algunos medios). Para darle mayor sesgo político, ¿qué mejor que un comunicado izquierdista-populista que en muchos aspectos podrían firmar cualquier grupo de esta corriente? ¿Será casualidad que el comunicado de la RTG se refiera a las mafias en el poder y protegidas por éste, a Fobaproa y demás expresiones usadas por López Obrador en sus textos y discursos? Lo que yo leo en el comunicado de la RTG es un mensaje subliminal con expresiones lopezobradoristas y zapatistas (del EZLN, por ejemplo el famoso ¡Ya basta!) para que los incautos piensen que el pobrecito Diego fue mantenido en cautiverio por izquierdistas-populistas que, ya perdonados gracias a la fe de su víctima recién liberada, quisieron enviar el mensaje de que nadie, por poderoso que sea, puede ser intocable.

En mayo se pensaba que lo había secuestrado un grupo de delincuentes, de secuestradores comunes, ahora se quiere hacer pensar que fueron izquierdistas. El nuevo escenario se está preparando, ¡qué duda cabe!

Seis días después del secuestro escribí en mi artículo de La Jornada: “Muchos panistas están inconformes con Calderón. Tanto que hasta se ha especulado (…) que la desaparición del Jefe Diego es deliberada para darle notoriedad y convertirlo en precandidato a la Presidencia como la mejor carta en contra de Peña Nieto. En caso de tener bases esta especulación, y de que en realidad Fernández de Cevallos no haya fallecido, los menos desmemoriados recuerdan que después de su triunfo sobre Zedillo y Cárdenas, en el famoso debate del 12 de mayo de 1994, desapareció de la escena para no robarle cámara al gris candidato del PRI y que éste ganara. Desde luego es pura especulación, pues las cosas pueden ser más serias, pero por algo se repite de boca en boca. Lo que es un hecho es que el PAN no tiene, ni de lejos, un buen precandidato que haga pensar al electorado que vale la pena votar por él. Así de mal está este partido que, obviamente, no supo qué hacer con sus triunfos obtenidos por el desgaste y desprestigio del PRI antes de 2006”.

Se especulaba en aquellos meses que en noviembre o diciembre de 2010, si estaba vivo, aparecería y que se presentaría como un mártir del panismo y una víctima de un grupo delictivo. Así ha ocurrido, pero este grupo delictivo, sin dejar de serlo en caso de que realmente exista, se convirtió de golpe y sorpresivamente, en un grupo de extraño nombre y de supuesta afiliación de izquierda, populista por añadidura. ¡Qué conveniente para la guerra sucia electoral que se avecina, en segunda edición, contra López Obrador! Los mensajes subliminales son, de acuerdo con los grandes publicistas, los más efectivos para los emisores.

Como en el 2000, la oligarquía en el poder quiere tener dos cartas fuertes, una en el PRI y otra en el PAN. El tema es que el proyecto neoliberal y el régimen de privilegios no cambien de rumbo. Si hace 10 años los candidatos de Zedillo fueron Labastida y Fox, después de la experiencia de 2006 los candidatos ad hoc para el sistema bien podrían ser Peña Nieto y Fernández de Cevallos. Los dos son muy bien vistos por Carlos Salinas, el mejor operador político que tiene la oligarquía hasta este momento.

Se dirá que estoy especulando. Sí, en efecto. ¿Qué otra cosa se puede hacer ante una farsa como la que han montado los principales medios de comunicación con la liberación de Diego? ¿Alguien me puede explicar por qué durante el cautiverio del abogado queretano no hubo un solo comunicado de la supuesta Red por la Transformación Global, siquiera para decir que además de los millones reclamados quería el cumplimiento de ciertas demandas sociales?

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