Con buenas o malas intenciones muchas personas me preguntan qué es lo que hace el Presidente Legítimo durante el tiempo en el que no recorre municipios o reúne Comités. Y sin dar mucho detalle contesto la verdad; Andrés Manuel López Obrador disfruta el tiempo libre con su familia y haciendo lo que más le gusta.
No es ya ningún secreto que Andrés Manuel tiene una propiedad en el estado de Chiapas. No es una "casa de campo" o una residencia de lujo con alberca y sala de billar. La casita que la familia del Presidente habita durante las pocas vacaciones que tiene es la misma que habitaron hace muchos años sus padres. Es sencilla, agradable pero lo que más le gusta a él es que está lejos y cerca de todo.
La casa de López Obrador está lejos del ruido infernal de la ciudad, de los aglomerados de gente que compra y compra sin cesar en estas fechas. Está lejos de la prensa y lejos de los mirones federales.
Ese lindo refugio está al mismo tiempo cerca de las aves cantoras de la selva chiapaneca, cerca del verde más intenso y del aire más puro. Está cerca del agua azul y cerca de sus hijos y hermanos. La gente que trabaja y vive alrededor de la casa de Andrés Manuel es la gente que lo ha visto crecer, que lo vio correr, jugar beis, estudiar, y hasta manejar su famoso Volkswagen.
Sus vecinos, el carnicero, la señora de las tortillas y demás lugareños no lo ven como "el excandidato presidencial", "el Presidente Legítimo", "el peligro para México" ni el loco de Obrador". Para todos ellos, él simplemente es Andrés.
No está mal viajar a Europa, a Canadá o a Cancún usando dinero honradamente ganado, tampoco es pecado pasar el Año Nuevo en Times Square, NY. Sin embargo, para alguien como nuestro Presidente, las mejores vacaciones son las que se disfrutan tomando café bien tempranito, oyendo a los pájaros madrugadores y viendo literalmente cómo crecen los árboles que rodean esa casa tan tranquila y tan segura que tantos, sin atreverse a decirlo, le envidian.
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