Desinformar y malinformar a la gente ha sido la estrategia que los políticos corruptos han utilizado para divulgar promesas y mentiras durante sus campañas electorales. Sin embargo, la cruda realidad que viven millones de mexicanos ya no les permite creer en spots televisivos ni espectaculares carísimos, al contrario, el derroche de dinero los indigna.
Cualquiera que tenga dos dedos de frente puede imaginar lo que se ha gastado Enrique Peña Nieto en promover su imagen y ahora la de Eruviel Ávila.
Es insultante para los mexiquenses que al lado de carreteras de terracería, campos abandonados y colonias perdidas, donde se carece de servicios indispensables como luz y agua, el PRI se atreva a invadir de espectaculares en los que promete lo que nunca hizo por el pueblo y por la nación.
La gente que vive al día, obviamente, corre a las camionetas que reparten despensas, camisetas, gorras, vasos de plástico y todo tipo de anzuelos que lanzan los priistas para asegurar votos. Sin embargo, no todos los que reciben esas “dádivas” están convencidos de que el PRI es la mejor opción. Mucha gente, sobre todo en esa entidad, ha tomado conciencia de que su precaria situación no obedece a la mala suerte sino a los malos gobiernos.
De qué sirve enlistar promesas si a la hora de llegar al poder no se cumplen. Ahí están los resultados de tantos años de priísmo y diez de panismo. México cada vez está peor, no hay empleos, el campo está abandonado, igual que los jóvenes que representan el futuro de una nación. La inseguridad y la violencia ya tocaron el límite de lo soportable.
El hecho de que Andrés Manuel López Obrador siga contando con el apoyo de tanta gente, llenando espacios en toda la república y a la cabeza en la preferencia como candidato a la Presidencia para el 2012, obedece a que él sí implantó en el D.F. programas sociales que siguen vigentes hasta la fecha y que han aliviado la situación de muchos capitalinos, especialmente adultos mayores, niños, discapacitados y madres solteras. Como Jefe de Gobierno realizó obras importantes, apoyó a los pequeños y medianos empresarios, a los artistas, a la cultura, y vigiló permanentemente la seguridad de sus gobernados. Lo mismo ocurrió con Alejandro Encinas cuando lo sustituyó en el cargo. Por eso en el Estado de México son bien recibidos. Sin necesidad de gastos excesivos en propaganda cara, como los espectaculares de Eruviel Ávila, los mexiquenses acuden a los mítines y abarrotan las plazas en las que se presentan.
La mejor campaña es el trabajo honesto y eficiente, la congruencia y el respeto a la ciudadanía.
Los políticos que viven en la opulencia y derrochan el dinero que pertenece al pueblo, difícilmente pueden ganar la simpatía de la gente que padece por la falta de oportunidades y por la pobreza que es lo único que crece.
Ni las mentiras, ni las encuestas amañadas, ni la propaganda excesiva va a lograr el triunfo de los políticos que viven alejados de la realidad y no se han dado la oportunidad de acercarse al pueblo.
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