Llegué temprano al zócalo capitalino, eran como las 9 de la mañana. Miles se encontraban ya en la plaza congregados; sobre el templete, pantallas gigantes transmitían videos de Andrés Manuel López Obrador. Recuerdo que muchos nos estremecimos cuando escuchamos esas frases de AMLO con las que concluyó su discurso apologético que dio cuando lo pretendían desaforar: “Ustedes me van a juzgar; pero no olviden que todavía falta que a ustedes y a mí nos juzgue la historia. ¡Viva la dignidad! ¡Viva México!”
Banderas del Partido del Trabajo, del Partido de la Revolución Democrática, de Convergencia y del Movimiento Regeneración Nacional ondeaban sin cesar. Vendedores, no repartidores, de tortas, tacos de canasta, jugos, aguas y refrescos laboraban intensamente. Otros bailaban al ritmo de la canción de Morena. Se vivía un ambiente de alegría, trabajo, expectativa y emoción. Todos a la espera de ver, escuchar, a Andrés Manuel López Obrador y a Alejandro Encinas Rodríguez.
Antes de subir al templete, políticos como Martí Batres, Dolores Padierna, Gerardo Fernández Noroña, Porfirio Muñoz Ledo, Pablo Gómez, Carlos Sotelo, Alfonso Durazo, Dante Delgado, Yeidckol Polevnsky, y otros, convivían alegremente.
Entonces empezó el evento. Al principio hubo música folclórica; más adelante, Byron Barranco, animó a la multitud con un repertorio que puso a casi todos a bailar: Por supuesto que interpretó la canción de Morena, estilo acústico, él y su guitarra española nada más. La plancha de La Plaza de la Constitución era escenario de un acontecimiento donde la gente, feliz y esperanzada, bailaba y cantaba feliz por la democracia, por la regeneración nacional, por la transformación del país y la instauración de la cuarta República.
Y llegaron Andrés Manuel López Obrador y Alejandro Encinas Rodríguez. Para ese entonces el Zócalo ya se encontraba repleto; y al ver a estos dos personajes estalló una eufórica ovación. Todos coreaban: “¡presidente, presidente!”; “¡es un honor luchar con Obrador!”; “¡no estás solo, no estás solo!”.
La primera en tomar la palabra fue Rosario Ibarra de Piedra; luego habló Alejandro Encinas, quien invitó a todos a votar por él el 3 de julio para la elección a gobernador de Edomex; expuso las razones por las cuales el pueblo mexiquense debe unirse y derrotar electoralmente al PRI. Y cerró el evento Andrés Manuel López Obrador.
AMLO habló del movimiento que encabeza, Morena; dijo que hasta el momento 1.3 millones de ciudadanos formaban parte de este último, y que si cada uno convencía a 5 personas para votar a favor de la regeneración nacional, se lograría el objetivo: conseguir 20 millones de votos, los necesarios para ganar, por segunda vez consecutiva, la elección presidencial. También enlistó los 10 puntos del Nuevo Proyecto de Nación; realizó un análisis riguroso de cómo el neoliberalismo, el PRI y el PAN, han ido destruyendo a México desde los años ochenta. Nos recordó las tres Repúblicas Mexicanas a través de la historia: la que surgió de la Independencia, la que se instauró a raíz de la Guerra de Reforma, y la que constituyeron quienes triunfaron en la Revolución Mexicana. La cuarta República será, dijo, la que se cree con el triunfo de Morena.
El mitin de Andrés Manuel López Obrador es una prueba de que existen verdaderas posibilidades de que éste vuelva a ganar los comicios federales de 2012. Ver al Zócalo repleto de hombres con consciencias liberes, anhelo de cambio y avidez de una verdadera regeneración nacional, le aviva a cualquiera la llama de la esperanza. Morena llegará a la Presidencia, porque se está organizando desde abajo desde hace ya cuatro años; porque es el único movimiento social con un proyecto accesible para todos; porque sólo Morena pretende salvar a México. Y que gane en 2012 es lo justo y lo necesario.
Ayer en el zócalo del Distrito Federal sonreí; lo hice porque en ese momento me quedó más claro que nunca que íbamos a ganar. Es un honor luchar con Obrador.
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