Las encuestas con las que el PRD debería definir a sus candidatos a las 16 delegaciones del DF están a punto de irse al caño político.
El método, que entre dos personajes de la importancia de Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard significó la forma más adecuada para resolver el dilema de la candidatura presidencial, se desdibujó después al tratar de aplicarlo para elegir al aspirante a la jefatura del Gobierno del DF, y ahora parece un despropósito cuando de hallar a los candidatos a las jefaturas delegacionales se trata.
Es más, si en momentos tan relevantes como los de fijar la preferencia por quien representará a ese partido en las elecciones para suceder a Marcelo Ebrard hubo graves problemas y hasta divisiones, que si bien no se han ventilado públicamente sí existen en el PRD, ahora, en el caso de las delegaciones, el trayecto por esa ruta podría ser fatal.
Si alguien supone que los problemas que no han aflorado por el método de la medición de opiniones seguirán soterrados, se equivoca de extremo a extremo. El asunto va que vuela para reventar. Por lo pronto, la otra opción, la del acuerdo entre corrientes para hacer propuestas comunes, se mira cancelada, aunque una mayoría de militantes pretende hacerla valer, pero el acuerdo es que no hay acuerdo.
Se mira en esta batalla, y desde un bloque totalmente irregular, la posibilidad de impedir que la tribu de Bejarano se apodere de la ciudad, aunque de ese bloque, cuya propuesta es más que racional, se han colgado una serie de personajes que por sus hechos buscan ganar lo que no merecen.
Esos casos demeritan el esfuerzo, pero lo malo es que no hay otros para formar mayorías. Muy señaladamente se puede ver el caso de la delegación Cuauhtémoc, donde el actual titular, Agustín Torres, impuesto por el propio perversor Bejarano, se salió del redil y pretende dejar a su incondicional Alejandro Fernández, aun en contra de los deseos de IDN. Por el mismo camino pasa Magdalena Contreras. Allí el ex delegado Héctor Guijosa no quiere quedarse sin medrar del presupuesto, y busca el acuerdo porque de ninguna otra forma podría volver a dirigir la delegación. Esos casos alarman, y del lado de Bejarano no hay propuestas mejores.
En esa problemática no sería nada despreciable buscar nuevos actores que garanticen frescura a la propuesta del PRD, y que bien podrían partir del propio equipo del gobierno central, o de una propuesta ciudadana con sentido de unidad. Y que nadie se olvide de Morena, que alberga gente nueva con propuestas de gran calado. Ya es hora de que se den cuenta de que allí está el semillero.
Ya no hay mucho que rescatar de ese partido. En manos de Nueva Izquierda, es decir, de los chuchos, la debacle ha sido estruendosa y el fracaso se quiere combatir con otra tribu convertida en hegemonía, esta vez la que jefatura René Bejarano, lo que significa continuar por el camino de la autodestrucción y acabar con lo poco que aún queda al organismo.
Tal vez ya sea tarde para recomponer el designio que han forjado ciertos líderes para el PRD, pero en buena parte de su militancia espera tener propuestas serias que busquen rescatarlo de las manos que lo han envilecido. Se juegan la vida.
De pasadita
Luis Wartman ya está listo para competir por Miguel Hidalgo, y esta vez puede ser que se logre algo más que en las elecciones pasadas. El presidente del Consejo Ciudadano de Seguridad Pública ha sido impulsado por la gente de esa delegación y él empieza a elaborar su propuesta ciudadana para ganar la elección interna en el PRD, aunque poco o nada tiene ver con la izquierda.
En Gustavo A. Madero, la propuesta de Nora Arias parece que ganaría, pese a todo, por cualquier método, lo mismo la encuesta que el acuerdo, y por allí pinta como posible asambleísta Édgar Torres, que año tras año ha ido construyendo un compromiso real con los habitantes de Aragón. En una de ésas hasta lo dejan llegar. Total, como dice el tango, siguen en el mismo merengue, todos embarrados.
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