Un señor de la revista Quién llamado “Beto” Tavira (no sé si su nombre sea Alberto o Roberto) me ha buscado por Twitter, y después por correo electrónico, para ofrecerme un libro, supongo que de su autoría, llamado “Las mujeres de Peña Nieto” o algo así de amarillista.
No he recibido el libro que, cuando lo tenga en mis manos, voy a comentar aquí. Conste, prometo comentarlo, no necesariamente leerlo completo (ahora leo algo más interesante: “El hombre que amaba a los perros”, de Leonardo Padura, sobre Trotski y su asesino, Ramón Mercader, una novela que no he tenido tiempo de terminar por culpa de mi adicción al Twitter).
Al parecer el libro de Tavira lo ha editado Océano y se basa en entrevistas realizadas hace más de dos años a las hermanas de Enrique Peña Nieto, Cecilia y Verónica; a la madre del candidato del PRI a la Presidencia, Ofelia Nieto; tal vez a la hija del ex gobernador mexiquense, Paulina Peña Petrelini, y quizá en entrevistas que a la revista Quién dio en el pasado Angélica Rivera, la famosa Gaviota, actual esposa del priista.
No dudo que don Beto Tavira incluya en su libro el reciente mini escándalo a propósito de los hijos fuera de matrimonio que Peña Nieto dio a conocer en una entrevista en El Universal, y que motivaron una respuesta de parte de la madre de uno de ellos, Maritza Díaz, una mujer comprensiblemente enojada con el candidato del PRI.
Lo feo de esto es que, sin duda, el trabajo del señor Tavira, que no dudo haya sido realizado con profesionalismo, vaya a ser usado como parte de la guerra sucia en contra de Peña Nieto.
Una guerra sucia a la que, por cierto, ya empezaron a sumarse columnistas como Ciro Gómez Leyva quien, en Milenio, acusó hoy a Peña Nieto de “padre desobligado”.
El problema es que la guerra sucia basada en asuntos tan íntimos muchas veces no daña, sino inclusive beneficia al político al que se pretende debilitar.
En fin, ya se verá.
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