El error de Marcelo
OJO POR OJOÁlvaro Cueva
2012-11-04 • ACENTOS
Yo, como usted, me la he pasado viendo a Marcelo Ebrard inaugurando obras y preparando su carrera rumbo a las elecciones de 2018.
Pero en medio de toda esa publicidad cometió un error que le va a costar muy caro en su futuro político y que va a poner en riesgo los planes de su sucesor, Miguel Ángel Mancera.
¿Cuál? Capital 21. ¿Qué es Capital 21? El canal de televisión de la Ciudad de México.
Sí, el Gobierno del Distrito Federal tiene, desde hace mucho, un canal de televisión, existe, funciona, pero nadie quiere hablar de él.
¿Cómo es posible que Marcelo Ebrard se la haya pasado apoyando obras, obras y más obras y haya descuidado la inauguración de esta maravilla?
¿Cómo cree que Enrique Peña Nieto ganó las elecciones? ¿Con obras? ¡Por supuesto que no! ¡Fue por su proyección mediática!
Marcelo Ebrard le dio la espalda a la única señal de televisión que genuinamente lo pudo haber ayudado en sus planes presidenciales.
¿O a poco cree que lo van a hacer de a gratis las grandes televisoras como Televisa y Azteca?
¿O acaso supone que cuando Peña Nieto llegue al poder el contexto mediático se va a poner tan favorable que mágicamente Capital 21 va a recibir todo el apoyo del PRI para triunfar?
Es un error imperdonable, Capital 21 iba a ser el primer canal de izquierda en abrirse en toda la historia de este país.
Marcelo Ebrard dejó ir la oportunidad histórica de heredarle todo eso a las izquierdas, a la capital de la nación y a sus habitantes. ¡No lo puedo creer!
¿Quién lo asesoró? ¿Quién lo detuvo? ¿O de plano, lo que pasó fue que pactó con empresas como Televisa para que le dieran pantalla a cambio de no meterles competencia?
Está muy sospechosa esta historia y lo más triste es que yo estoy convencido de que Miguel Ángel Mancera y el resto de los políticos de izquierda no saben nada de esto.
¡Cómo estará la cosa que Alejandra Barrales declaró que al Distrito Federal le hacía falta un canal de televisión cuando el canal ya estaba al aire!
En el remoto caso de que usted no sepa de lo que le estoy escribiendo, le voy a explicar:
En 2007, Marcelo Ebrard, valiente, retando a la autoridad entrante, a la autoridad espuria que le cerró las puertas para tener un medio público como Once TV México, sacó una señal de televisión por internet.
Esa señal fue creciendo y cumpliendo con todos los requisitos legales hasta que se convirtió, en 2011, en un conglomerado de medios digitales bajo la dirección de uno de los más grandes expertos en medios públicos de nuestro país: Héctor Cervera.
Héctor hizo, de la nada, un portal, un canal de televisión 100 por ciento incluyente, con su propia propuesta ideológica y con una larga lista de producciones propias, una estación de radio por internet y le ofreció a Marcelo la posibilidad de convertir aquello en algo todavía más espectacular.
En lo que concierne a televisión, para febrero de 2011 ya había una señal de prueba en la frecuencia digital 21.1 del Valle de México y se puso tan buena que para el primer trimestre de este año más de un periódico anunció su inauguración.
Había y hay noticiarios con un giro completamente diferente a los que estamos acostumbrados a ver, figuras de todos los orígenes y generaciones y programas que ya los quisiera el Canal 34 para un día domingo.
Pero algo misterioso pasó que a Marcelo Ebrard le dejó de interesar esto, le redujo el presupuesto de una manera violentísima, dividió a estos señores entre dos edificios ubicados en puntos muy diferentes y alejados dentro del Distrito Federal y hoy ni siquiera tienen líneas telefónicas.
Capital 21 hizo, con la décima parte del presupuesto del canal 30, mucha más producción que la mayoría de todos los medios públicos del país.
Fue el único canal que transmitió en vivo y completo el famosísimo debate del #YoSoy132, tuvo programación especial durante los Juegos Olímpicos y ya hasta había conseguido telenovelas.
Y de premio le bajaron todavía más el presupuesto de 2013 como para matarlo, como para meterle el pie a Miguel Ángel Mancera. ¡No se vale!
Capital 21 debería ser el refugio de la gente que sueña con la democratización mediática, tiene el mercado potencial más grande de todo México.
¿Y dónde está? En la nada, agonizando mientras Marcelo Ebrard se toma fotografías con Felipe Calderón. No puede ser.
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