Medios basura
Integrantes del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra, del Sindicato Mexicano de Electricistas, del Colectivo Másde131 (de la Universidad Iberoamericana) y del Movimiento Estudiantil de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México no se equivocan al señalar que los monopolios mediáticos deforman la realidad y que, cuando de movimientos sociales se trata, distorsionan la imagen de los sujetos que se rebelan. Además, con justa razón, señalan que los medios masivos de comunicación incitan a la represión y a la violencia, minimizan hechos y orquestan campañas en detrimento de los movimientos sociales.
Durante su participación en la mesa "Criminalización mediática de la protesta social", en el contexto del foro Violencia mediática y terrorismo de Estado, convocado por el Tribunal Permanente de los Pueblos, hicieron mención de 4 casos emblemáticos.
- La campaña mediática contra el pueblo de San Salvador Atenco, que tuvo como objetivo justificar la violencia que ejerció el Estado de México, bajo la administración de Peña Nieto, y que dejó fuera del alcance de la opinión pública los motivos por los cuales se rebeló la gente de esa entidad.
-La campaña mediática en contra de la Compañía Luz y Fuerza del Centro, que cuestionó permanentemente la eficacia y viabilidad de la empresa después de su inconstitucional extinción, y que señaló a los electricistas como personas violentas, para desdibujarlos ante los usuarios.
-La campaña mediática en contra del Movimiento Estudiantil #YoSoy132, nacido durante la visita de Enrique Peña Nieto a la Universidad Iberoamericana en un acto de campaña, y que trató de ocultar el rechazo unánime de los estudiantes a la candidatura del mexiquense, responsable de la brutal represión sufrida en Atenco en 2006.
-La campaña mediática en contra de los estudiantes paristas de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, a quienes acusan de "secuestro de los campus" sin mencionar el detonante del paro de labores, que es ni más ni menos el desconocimiento del Consejo Universitario por parte de la rectora, Esther Orozco.
Y así como estos casos padecemos miles en todo el país, sí, miles de muestras de la nefasta labor que realizan los medios de comunicación al servicio de gobiernos autoritarios y represivos así como de instituciones mafiosas e incapaces de dar espacio y voz a quienes se rebelan y manifiestan de manera pacífica las violaciones a los derechos humanos y laborales de los ciudadanos.
¿Cuánto tiempo más vamos a soportar esta situación tan bien articulada entre la derecha y los monopolios mediáticos?
¿Hasta cuándo vamos a permitir que la REALIDAD sea lo que ellos informan y no lo que padece la mayoría de la población?
No nos alcanzan todavía los medios alternativos para contrarrestar el daño que nos están causando estas prácticas injustas y antidemocráticas, que con el retorno del viejo PRI, porque nada de nuevo tiene, nos auguran la persecución de los movimientos sociales hasta extinguirlos.
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