Walmart, Graco Ramírez, y el estilo “Chucho” de gobernar
Una serie de correos electrónicos presentados como prueba contra la empresa Walmart-México por parte de legisladores de Estados Unidos, reventó el escándalo contra Graco Ramírez, gobernador perredista del estado de Morelos. Sergio Raúl Arroyo ex director del INAH y Ramírez, entre otros funcionarios no identificados, habrían sido sobornados por la trasnacional. Al gobernador se le ubica como el principal contacto para la entrega, entre 2004 y 2005, de dos millones de pesos para facilitar la apertura de un total de 19 tiendas, particularmente, la que provocara un conflicto por violar la ley de zonificación ambiental y afectar a la comunidad, la de Teotihuacán (CNNExpansión, 11-01-13; AristeguiNoticias, 10-01-13). Ya en diciembre y abril de 2012, The New York Times había revelado que Walmart habría sobornado a funcionarios mexicanos con el mismo propósito.
Ramírez ha negado la acusación, ha dicho que demandará ante la PGR por dicha “calumnia”. Ha recibido el inmediato “espaldarazo” del PRD (aunque todavía no el de Peña Nieto).
Como quiera que sea, Graco Ramírez deberá demostrar que en realidad no está involucrado en el grave (aunque normal en el contexto nacional) asunto de los sobornos. Y le conviene hacerlo porque, como hombre de izquierda que presume ser y los baños de pureza que suele darse, no se espera menos de él. Graco ha propagado ser un izquierdista que no ha pasado por el PRI. Lo cual es cierto, aunque su conducta e historial le acerca bastante a ese partido.
Algunos ejemplos recientes:
1. Después del fraude electoral 2006, ya como senador y junto a Los Chuchos famosos, se replegó de la protesta. El grupo negoció con Felipe Calderón dividiendo y restándole fuerza a la izquierda opositora, a pesar de que fuera beneficiado por la alta votación obtenida por López Obrador. Como retribución, se volvió su antagonista.
2. En 2012, por necesidad o necedad, López Obrador se alía nuevamente con Los Chuchos. No habían cerrado aún todas las casillas el primero de julio y ya el nuevo gobernador de Morelos reconocía a Peña Nieto, con quien prometía dialogar de inmediato. Días después llamaba a “sentarse” con Peña y demandaba no “ser rehenes de caprichos y de decisiones unipersonales” (Milenio; 10-06-12).
3. Hoy, Los Chuchos son de nuevo opositores y detractores de López Obrador. Graco ha dicho que este no será recordado como un demócrata sino como el “gran divisor” de la izquierda (SDPnoticias.com, 27-11-12). Ello, pese a que AMLO le apoyara significativamente en su campaña en Morelos y le deba gran parte de su triunfo como gobernador así como Los Chuchos su posición en ambas cámaras.
4. Graco y el PRD Chucho han sido entusiastas promotores de la alianza con el PRI en el multi celebrado Pacto por México; lo promovían ya desde agosto pasado (OMCIM, 13-08-12).
5. Graco no ha iniciado bien su gestión en el estado de Morelos. Compendio de arrogancia y obstinación, ante el empleo de la fuerza policiaca se le ha demandado no actuar como “los gobernantes de derecha del PRI y el PAN –que reprimen toda manifestación de descontento–” (senadora del PRD Iris Vianey Mendoza, La Jornada, 27-10-12). Esto en relación al conflicto con los habitantes de la comunidad de Huesca, en Yecapixtla, quienes se han opuesto a la construcción de una termoeléctrica en su localidad (Proceso, 24-10-12). Así, ha habido variadas manifestaciones de descontento en contra suya por quienes desde la izquierda votaron por él (inseguridad, “feminicidios”, elecciones locales, Frente de Defensa de Tepoztlán, etc.).
Estilo Chucho
El estilo Chucho de gobernar acerca a este grupo con la tradicional manera priista y la reciente panista. De allí las bromas en las redes sociales. Al grupo se le identifica así por el nombre de sus “líderes” principales, Jesús Ortega y Zambrano, pero usualmente se le liga con la connotación que en México reciben los canes.
Una revisión del diccionario de la real academia española ofrece variantes más sugestivas que la del can. Por ejemplo, la onomatopéyica que tiene en Chile: “Chucho: Ave de rapiña, diurna y nocturna, de poco tamaño y cuyo graznido se toma vulgarmente como de mal agüero para la casa en que lo lanza”. Diríase que esta le va muy bien al PRD, más que la variante en la cual chucho es un interruptor de luz o un azote en Cuba y Venezuela (al menos que lo sean de López Obrador).
Una exploración más arriesgada nos lleva al verbo chuchar, en Nicaragua: “Realizar el coito”. De acuerdo a la conducta de Graco y Los Chuchos y al furor de la prensa y los medios masivos de comunicación mexicanos (incluidos El Universal, Milenio, Televisa y Tvazteca, más que naturalmente; quienes conjugan el verbo en primera persona del presente o practican ya el activo gerundio), chuchar es la acción más cercana para describir el estado emocional que actualmente se desarrolla entre los referidos y Peña Nieto y el PRI. En todo caso, cuando menos un romance, -en vías de “achuchamiento” o ayuntamiento-, un enamoramiento pre-coito; pre-chucho.
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