Bien @ManceraMiguelMx pero el DF ya no es el sitio más tranquilo de México
Aunque, por numerosas razones, lo que pasa en Pemex es un asunto federal y no local, la explosión en el edificio de la petrolera ocurrió en la Ciudad de México. Y, por lo tanto, es un problema fuerte para el gobierno capitalino encabezado por Miguel Ángel Mancera.
Se trata, así, de un hecho más, seguramente el más dramático, de una serie de desgracias que han complicado la vida de los capitalinos desde hace un par de meses.
De pronto, el Distrito Federal se convirtió en un lugar tan inseguro como Monterrey, Saltillo, Morelia, Acapulco.
La capital dejó de ser el lugar más tranquilo de México, un hecho que llevó al actual jefe de gobierno, Miguel Mancera, a obtener el pasado mes de julio una votación récord, superando inclusive, y por buen margen, al político más popular en el DF, Andrés Manuel López Obrador.
La gente votó por Mancera por su carisma y por su buena campaña, pero también, y sobre todo, porque el sexenio anterior, como procurador capitalino, fue fundamental para mantener relativamente controlados a los delincuentes.
De pronto, todo cambió. La violencia llegó al DF y a los municipios del Estado de México del área metropolitana.
Se ha dicho que de la aparición de muchos muertos, al mismo tiempo, en la capital no debe culparse al crimen organizado, sino a la delincuencia común, ya que se ha tratado de víctimas de riñas y asaltos distribuidos en varias de las delegaciones del Distrito Federal.
Pero lo cierto es que ha habido más muertos que antes, o es la percepción de la gente. Una percepción seguramente motivada por las numerosas ejecuciones, estas sí reales, que se han presentado en municipios mexiquenses vecinos al DF.
Además de eso, Mancera y su equipo político no supieron manejar dos crisis: la de los detenidos por las protestas del primero de diciembre y la de los perros asesinos de Iztapalapa, que terminó en pitorreo a pesar de que hubo muertos de los que ya nadie habla.
Ahora, con el estallido de la Torre de Pemex, hay que admitirlo, el pánico ha invadido a los capitalinos.
Sí, la explosión ocurrió en la sede central de la más grande empresa de México, controlada y vigilada por el gobierno federal. Pero el hecho lamentable se dio en el centro de la capital del país, que es gobernada por Miguel Ángel Mancera.
No se sabe lo que pasó. Pero, es un hecho, la mayoría de la gente piensa que fue un atentado (si las investigaciones concluyen que ha sido un accidente, nadie lo va a creer).
¿Un atentado de ese tamaño en el DF? Más que suficiente para espantar a cualquiera y para meter en aprietos a su gobierno. ¿O hay gobernantes en el mundo capaces de hacer su trabajo con eficacia cuando la población está asustada?
El DF que Mancera gobierna no es el de su campaña ni es el que contribuyó a mantener sereno como procurador.
Algo tendrá que cambiar Mancera en el diseño de su plan original de gobierno. Porque las circunstancias han cambiado. Y mucho. Si no se adapta a los nuevos, peores tiempos, las cosas se van a seguir complicando.
No quiero ni pensar qué pasaría con la nación entera si el DF entrara en una situación de miedo generalizado y constante como la que se vive, por ejemplo, en Torreón. Sería terrible para la economía nacional, por lo tanto significaría un caos gigantesco para millones de mexicanos. Para impedirlo Mancera debe revisar con cuidado qué es lo que está pasando. Con mucho cuidado.
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