Partido (y “Niño”) Verde “Ecologista”: Engaño y parasitismo
Con la farsa del adjetivo “ecologista” añadido en 1991, el partido fundado por el priista Jorge González Torres en 1986, ha engañado a sus electores y ha impunemente medrado del erario público viviendo parasitariamente a través de las alianzas coyunturales que de reiteradas se han convertido en vitales.
En 1988, aún sin registro, se unió al creciente y finalmente defraudado Frente Democrático Nacional. Una vez obtenido en 1991 el registro condicionado, ya nadie lo ha podido echar de la oferta electoral a pesar de que ha sido cada vez más evidente su proceso de degradación.
Partido de familia, en 1994 el candidato presidencial fue su fundador. En 2000, negoció y se alió con el PAN y Vicente Fox. En 2003 lo hizo con el PRI. En 2006 “declinó” a favor del candidato Madrazo del PRI. En 2009 nuevamente se junta al PRI. En 2012 negocia con Peña Nieto y lo hace su candidato.
El Partido Verde Ecologista de México se ha convertido en un grupúsculo carente de principios que pervierte con los actos las banderas que supuestamente defiende: combate a la corrupción y ambientalismo. Greenpeace ha denunciado que no se trata en realidad de un grupo interesado en la ecología del país. El Partido Verde Europeo le ha retirado su reconocimiento y en el mismo proceso está la organización Global Verde. El junior del partido, González Martínez, ha estado permanentemente involucrado en escándalos.
Jorge Emilio González Martínez jamás ha hecho una campaña electoral pero ha ido dos veces al senado, ha sido asambleísta del Distrito Federal y diputado federal. Siempre arribando como burócrata de su partido, el cual heredó del padre. Este vividor de la política, aparte de ser hijo de su padre, González Torres, es nieto del ex gobernador de Tamaulipas Emilio Martínez Manatau y sobrino del “Dr. Simi”, Víctor González Torres.
Este fin de semana pasado, el apodado “Niño Verde”, al cual muchos identifican más bien como holgazán, como parásito, fue capturado y llevado a prisión por el sistema alcoholímetro de la ciudad. No sin realizar y argumentar una serie de argucias para evitarlo, para evadirse, para justificarse. Este hecho es tan solo un añadido a su oscuro historial donde se encuentra, por ejemplo, 1. Su vinculación en 2011 con la muerte de Galina Chankova en un departamento de su propiedad en Cancún, en el cual, de acuerdo a la periodista Lidia Cacho, habría estado presente. Caso del cual fue exonerado por el gobierno priista de esa entidad. 2. El soborno por dos millones de dólares en 2004, siendo senador, para obtener su colaboración en la construcción ilegal en zonas protegidas de Cancún; en este hecho fue cogido in fraganti por un video. 3. El absurdo ataque al movimiento #YoSoy132 en defensa de Peña Nieto en 2012, acusándolos de “ninis”; desde entonces la lengua no le ha dejado de chorrear, pues bien conocido es que el zángano es él.
Si todo mundo en México sabe que González Martínez, el PVDM y la mayoría de sus miembros son una lacra que daña al país, si son detestados, ¿por qué prospera el negocio? Buena pregunta para quienes cada vez que hay elección no denuncian a estos tipos de vividores, para quienes celebran el sospechoso triunfo del gobernador actual de Chiapas, para quienes han visto en la alianza de este partido oportunista con el PAN o el PRI, un triunfo legítimo de estos partidos.
A finales de los ochenta, un compañero estudiante propuso ir a abrazar árboles a Coyoacán, para evitar su tala en favor de la ampliación de avenidas. Había allí un grupito encabezado por la familia González, rodeando, acariciando los árboles. Y recabando firmas para su partido. Desde un principio se veían sospechosos. El tiempo confirmaría que no se trataba más que de farsantes, engañabobos y parásitos.
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