domingo, 18 de julio de 2010

El canal del Presidente--- Ojo por ojo ---Álvaro Cueva


Ya ni la amuela Felipe Calderón anunciando la ampliación de la cobertura de Once TV México.

Su participación fue tan mala durante la presentación de esta noticia, que no hubo nadie que no sospechara que se estaba apropiando de ese canal de televisión.

La verdad es que estamos ante una de las notas más importantes, delicadas y fascinantes en materia de medios de comunicación de los últimos años.

Once TV México es uno de los pocos canales públicos que sobrevivieron al proyecto privatizador de Carlos Salinas de Gortari.

¿Por qué? Porque, palabras más, palabras menos, no es un canal del gobierno, es el canal de una universidad, del Instituto Politécnico Nacional (IPN).

Por si esto no fuera suficiente, Canal 11 tiene una historia impresionante, un posicionamiento increíble y aunque su programación no es perfecta y jamás le ha metido un susto en cuanto a niveles de audiencia a Televisa o a TV Azteca, mucha gente lo ama.

¡Cómo no se va a amar una señal que lucha por hacer una televisión diferente! ¡Cómo no amar a Cristina Pacheco! ¡Cómo no amar sus programas infantiles! ¡Cómo no amar sus otras propuestas!

El punto es que todo iba muy bien hasta que, el lunes pasado, el Presidente anuncia, entre otras cosas, que poco a poco se va a ir ampliando la cobertura de esta estación.

¿Qué tiene de malo que se amplíe la cobertura de Once TV México si lo que los televidentes de esta nación están pidiendo son opciones?

Sí hay un problema y al rato se lo voy a decir, pero la primera gran bronca no fue ésta, sino cómo se hizo este anuncio.

El equipo de Felipe Calderón tiene una manera tan “especial” de decir y de hacer las cosas que a nadie le quedó claro nada.

Se supone que Once TV México va a seguir siendo el canal del IPN, pero la Secretaría de Gobernación también va a estar presente, lo cual se presta para pensar en manipulación y censura.

Luego resulta que la ampliación de la señal de Canal 11 es a través de unos convenios que se tienen que renovar cada 12 meses como si no fueran de verdad.

Y aparece el fantasma de una cosa muy rara que se llama Organismo Promotor de Medios Audiovisuales que suena como a “voy a tener el control de los medios”.

Si a esto le sumamos que el anuncio se da alrededor de un proceso electoral y que el candidato que se perfila para ser apoyado por las grandes cadenas privadas para las próximas elecciones presidenciales no va a ser del mismo partido de Calderón, el resultado es una bomba:

Canal 11, que ya se convirtió en Once TV México, se va a transformar en TV México, en el canal del Presidente. ¡Cuidado!

A lo mejor es un error de interpretación y en realidad don Felipe y su equipo lo que quieren es hacerle ruido a Televisa y a TV Azteca creando una especie de nueva Imevisión.

Sólo que como ahora el contexto es otro y su experiencia, limitada, pues ahí van resolviendo los procedimientos sobre la marcha. No vaya a ser que los empresarios se den cuenta, se les enojen y reaccionen.

Igual, a lo mejor de lo único que se trata es de llevarle los bonitos programas de Once TV México a los mexicanos que lo único que tienen para ver son programas como Laura de todos y Cien mexicanos dijieron.

Pero aquí es donde aparece el verdadero problema de todo esto, el que le mencionaba el principio de esta columna y que misteriosamente nadie ha sacado a colación: el público.

¿Felipe Calderón le preguntó al público de los estados si querían ver Once TV México?

¿Qué va a sentir una persona de Zacatecas cuando ponga la televisión y le den puras noticias de lugares que ni le importan como Coyoacán, Azcapotzalco y La Villa?

¿Cómo se va a identificar un campesino de Durango, por ejemplo, con el periodismo urbano de Cristina Pacheco? ¿La gente de Los Mochis se va a ir a correr a Los viveros?

Sí, Canal 11 es grande, pero es grande como es, chilango, del Poli.

Si el Presidente quería una cadena nacional, debió haber construido una cadena nacional bien, con todo lo que esto implica, no colgarse de un proyecto que fue diseñado para otros fines.

Y es que más allá de las interpretaciones políticas, el resultado a nivel televisión de este anuncio puede llegar a ser terrible, porque ni vamos a tener la cadena pública nacional que nos merecemos, ni vamos a conservar a nuestro querido Canal 11. Lo podríamos perder.

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