La Casa del Movimiento en Defensa de la Economía Popular en Ciudad Juárez informó a la opinión pública que el pasado 7 de julio fue desaparecida la señora Clara Ramírez Ojeda, Coordinadora del Comité Territorial en Defensa de la Economía Popular, "Las Haciendas", del Gobierno Legítimo de México.
Afortunadamente, Clarita fue encontrada con vida en Guadalajara después de ser aventada con la advertencia de que se desista de sus actividades políticas en Ciudad Juárez.
No es novedad que la estrategia de la derecha ha sido sembrar el miedo para que la gente que lucha por las causas justas se paralice y pierda la esperanza de un cambio verdadero.
Si bien es cierto que Clara Ramírez pudo no aparecer con vida y su cadáver sumarse a los "daños colaterales" de la guerra contra el crimen organizado, porque en esa canasta caben ahora todas las desapariciones forzadas que el Otro Crimen, el de cuello blanco, lleva a cabo para deshacerse de luchadores sociales, defensores de derechos humanos, periodistas incómodos, indígenas, niños, estudiantes y ancianos de la sociedad civil, en este caso, por fortuna, vuelve con vida una mujer comprometida y consciente de la realidad.
Tal vez la intención sólo fue advertir a los ciudadanos que se integran al Movimiento por la transformación del país que se desistan de luchar contra el régimen autoritario y represor.
Otro caso afortunado fue el de Flavio Sosa Villavicencio que, tras ser encarcelado por delitos que no cometió, hoy alcanza la curul de diputado por el Partido del Trabajo en el Congreso de Oaxaca. Por cierto, único diputado por ese partido.
Es cierto que muchos opositores y luchadores han sido desaparecidos o muertos, y que ninguna institución investigará las causas ni buscará a los responsables, porque estamos en guerra, en una guerra declarada contra el narco pero dirigida al pueblo.
Hacer que el miedo nos paralice ha sido el objetivo de los gobiernos pasados y presente. La esperanza es la gran movilizadora, por eso quieren destruirla a como de lugar. Para ello se valen de discursos falsos y comunicadores cómplices de la estrategia.
A la derecha le da miedo, mucho miedo, la esperanza de la gente.
Le da pánico que salgan a la luz sus corruptelas, sus acuerdos en lo oscurito con los personajes más siniestros de la política y con los grandes empresarios y transnacionales que se devoran el país gracias a su complicidad.
A la derecha le aterra la dignidad de las mujeres y de los hombres libres que viven con la cara en alto, y le aterra también la dignidad de los personajes que se ganan el cariño y el apoyo del pueblo, porque en algún lugar de su conciencia les revive la bajeza de sus actos.
La derecha sabe que la riqueza que atesora no le garantiza impunidad eterna ni la salva del juicio de la historia.
No olvidemos aquella consigna que el pueblo gritó durante la lucha en la defensa del petróleo: Nos tienen miedo porque no tenemos miedo.
No le tengamos miedo a la verdad y a la justicia como se lo tiene la derecha prianista. Vivamos con dignidad mientras estemos vivos.
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