Es claro que Amalia García quiere. Pero, ¿qué quiere? ¿Ser candidata a jefa de gobierno del Distrito Federal? Porque eso implica entrar en guerra con equipos que la apoyan; es competir con las aspiraciones del mismísimo dirigente nacional del PRD, Jesús Ortega. ¿Está dispuesta a eso, o sólo busca posicionarse políticamente y generar adhesiones por su pleito con el nuevo gobierno de Zacatecas que la audita? Hay dudas sobre su presunta aspiración; por ejemplo, cómo le hará para comprobar su residencia en la ciudad de México si acaba de ser gobernadora zacatecana. Y cómo le hará para defenderse del senador Ricardo Monreal, quien quiere ser el abanderado de las izquierdas en el DF; es claramente su enemigo y ahora tiene la sartén por el mango: maneja los hilos que podrían inhabilitarla: el gobernador Miguel Alonso Reyes fue su secretario particular; el contralor Guillermo Huizar fue su líder estatal del PT; el procurador Arturo Nahle fue su secretario de Gobierno y el actual oficial mayor, Le Roy Barragan, es su suplente en el Senado. Si Amalia García quiere el GDF, la pregunta es: ¿Y realmente puede?
Blanca Judith Díaz, Francisco Ramírez Acuña y Cecilia Romero formaron un bloque. A cinco días de la elección interna del PAN pactaron que quien quede más alto en la primera ronda de votación será apoyado por los otros dos aspirantes y continuará en la contienda; los otros dos aspirantes declinarán sus aspiraciones y le pedirán a sus seguidores respaldar al mejor posicionado. Pero la declinación será hasta pasada la primera ronda, no antes. El acuerdo se da porque ya hay manera de hacer sumas y restas: de los 381 consejeros nacionales, Roberto Gil se quedaría con aproximadamente 130 votos; Gustavo Madero con unos 110 y Ramírez Acuña probablemente tenga más de 90. Cecilia Romero unos 70 votos y Blanca Judith unos 20. Entre los tres firmantes del pacto sumarían 180 sufragios si no se les fuga alguno en el camino. La cosa, ahora sí, se pone interesante.
Con Marcelo Ebrard y Andrés Manuel López Obrador como padrinos, Lázaro Cárdenas Batel va en caballo de hacienda hacia la dirigencia nacional del PRD. Pero antes deberá resolver un tema: las alianzas. Jesús Ortega y el jefe de gobierno del DF están a favor; el tabasqueño, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano (su padre) y Leonel Godoy, gobernador de Michoacán, están en contra. ¿Cómo podrá Cárdenas Batel conciliar tantos intereses? Porque por otro lado está la casi segura candidatura de Luisa María Calderón, hermana del presidente, a la gubernatura de Michoacán por el PAN. Allí, en su tierra, el PRD local ni de chiste se le abre la puerta a la panista. Lázaro puede llegar; antes deberá cruzar por tierras movedizas.
Apunte final: Segundo día fuerte en la Suprema Corte. Hoy resuelve lo de los contratos de Pemex con empresas particulares. Nos dicen que en su proyecto, la ministra Margarita Luna Ramos va en el sentido de darle la razón al gobierno federal.
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