Que Gabino Cué no piensa reparar en nimiedades el miércoles, cuando tome posesión como gobernador de Oaxaca.
Un ejemplo nada más: a las siete de la mañana de ese día saldrá un charter cargado de periodistas de la Ciudad de México para cubrir el evento. Y eso, dicen, será lo de menos.
¿Paga el gobierno saliente, el entrante, el PAN, el PRD, Convergencia, o todos ponen “su partecita”?
Que quien en cambio está encerrado a piedra y lodo para no ver ni hablar con los periodistas es el gobernador de Tamaulipas, Eugenio Hernández.
Al igual que la mayor parte de los presidentes municipales de Tamaulipas, lo único que Eugenio anhela es que den las 12 de la noche del 31 de diciembre para, literalmente, aventar el cargo e irse del país.
¿Quién está entonces al menos haciendo como que gobierna a los tamaulipecos?
Que… ¿ya se saben la última de la boda de Enrique Peña Nieto?
Según esto, se está pidiendo a los “200 invitados a la recepción” que dejen sus teléfonos celulares a la entrada, o que los apaguen, porque los novios no quieren ni una foto de celular en las redes sociales o revistas de poca monta.
¿Será?
Que hablando de eventos, y aunque todavía no se determina la lista de oradores, ya se conoce una ausencia “notable” en el acto del PAN para celebrar los diez años del arribo al poder.
Se trata de Cecilia Romero, una de los cinco aspirantes a la presidencia del partido, quien dijo que aprovechará el día para proseguir las reuniones por la República con los consejeros nacionales.
¿La irán a extrañar mucho?
Que, respuesta a bote pronto de Alejandro, la única voz pública hasta el momento de Estemos Unidos Mexicanos, a la pregunta de qué le parecía que el jefe de Gobierno del DF, Marcelo Ebrard, declarara que no permitiría que se colgaran mantas anónimas en la ciudad.
“Que venga y descuelgue la que estoy viendo en el Parque de los Venados: ‘Aquí es la fiesta de Nando’”.
¡Tómela, barbón!
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