En el correo ilustrado de La Jornada leí ayer un comentario a las declaraciones aventuradas del Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa. El lector José Lavanderos califica la alusión de Vargas Llosa, respecto a que en México se respeta la legalidad, como una frase absurda, fría y profundamente irrespetuosa para la gran mayoría de mexicanos, mexicanas, indígenas, obreros, campesinos, estudiantes, las y los millones de jóvenes que ni estudian ni encuentran trabajo, los millones de desempleados y desempleadas. Y, sobre todo, los cientos de civiles muertos con motivo de la cruenta guerra contra la delincuencia organizada, en la cual, las autoridades policiacas federales y locales, y el Ejército, han mostrado notoria incapacidad para proteger a la población.
Y no sólo eso, irónicamente, el lector dice que la sensibilidad literaria del Nobel le permitirá expresar una disculpa pública al pueblo de México por tan desacertada expresión. Sé que no lo hará...De cualquier forma celebro que La Jornada haya publicado el comentario del valiente lector que transmitió el sentir de millones de mexicanos. A eso se arriesgan los que se atreven a hablar sin conocimiento de causa. Para hablar de la situación del país sólo están autorizados los que viven en carne propia el estado de ILEGALIDAD en el que nos encontramos. Y también quien ha recorrido el territorio para constatarlo.
Los discursos huecos basados en el México imaginario que se crean los políticos y funcionarios para seguir engañando a la gente, ya no convencen a las mayorías empobrecidas y ninguneadas. Si realmente existe voluntad para corregir este desastre, hay que partir de la verdad: NO EXISTE LEGALIDAD EN MÉXICO pero puede haber si logramos el anhelado cambio que merecemos los mexicanos. Ese es el objetivo final del Movimiento Nacional por la Transformación del País, que en México exista legalidad, justicia para todos y un mejor porvenir para las nuevas generaciones.
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