TRASCENDIO

Que furiosos se quedaron los senadores del Partido Revolucionario Institucional con el comunicado del gobierno federal, en el que responsabiliza al “Senado” por la no aprobación de una de las tres mujeres de la terna que propuso el presidente Calderón para reemplazar al fallecido ministro de la Suprema Corte de Justicia José de Jesús Gudiño.

De ahí que ya tarde, la bancada tricolor emitiera un comunicado (que más bien pareció carta al presidente Calderón) echándole al grupo del Partido Acción Nacional la culpa por la no aprobación.

Así terminó el 2010, que se suponía iba a ser el año de los acuerdos.

Que en el Senado, por cierto, surgieron ayer versiones de que la presidenta del Tribunal Electoral, María del Carmen Alanís, sería la carta bajo la manga del presidente Calderón para ministra de la Suprema Corte.

¿Será por ello que se vio a Alanís feliz y sonriente hace unos días en el Club de Banqueros, ofreciendo una comida al ministro Guillermo Ortiz Mayagoitia?

Que la toma de nota como secretario general del Sindicato Mexicano de Electricistas a Martín Esparza no está firmada por el director general del Registro de Asociaciones de la Secretaría del Trabajo, Fidel Antuña, sino por su subordinado Lucio Galileo Lastra García.

¿Y eso?

Que a quien no le fue nada bien el fin de semana durante su visita al Distrito Federal fue al ex líder nacional del PAN Manuel Espino.

Y no precisamente por algún avance en la impugnación de su expulsión de las filas panistas, sino porque sufrió un asalto al visitar el mercado de Sonora, en el Centro Histórico.

Del cielo le caen los clavos.

Que una muestra de la gran amistad entre el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, y el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, José Narro, es que el mandatario capitalino prometió entregar para el próximo año al académico un carro no contaminante.

La única petición que hizo Narro fue que el carro fuera azul y oro. Pero no será complacida por Ebrard, quien le dijo: “sólo hay amarillos”.