La mal llamada Alianza por la Calidad Educativa no tiene el propósito de mejorar la calidad de la educación en México, a cambio encierra perversas acciones contra los maestros y los profesionales de la educación, a quienes por cierto no consultó antes de decidir semejante aberración.
De entrada, la ACE es un acuerdo firmado por dos personajes incompetentes, carentes de moral, insensibles y dispuestos a vender su alma al diablo si es preciso para conservar privilegios y poder, ni más ni menos que Calderón y Gordillo.
La ACE no es más que una herramienta para aplicar los dictados y las políticas del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional, y se inscribe en el marco de la globalización y el neoliberalismo caduco, que en los últimos 20 años ha profundizado el empobrecimiento del pueblo y el enriquecimiento vertiginoso y ominoso de grandes empresarios.
Es el turno de vender la educación como si se tratara de un costal de papas.
Lo terrible de la Alianza por la Calidad Educativa no es sólo la violación a los derechos laborales y profesionales de los maestros, que también afectará a niños y jóvenes mexicanos, sino el contubernio entre PANAL y PAN con miras a repetir los fraudes electorales mediante el sometimiento y el control sobre el magisterio y los padres de familia.
La engañosa "modernización" de la escuela, mediante la infraestructura y el equipamiento a manos de particulares, deja de lado la razón de ser de la escuela: la formación de seres humanos libres, creativos, críticos y constructivos que incidan en la recomposición del tejido social devastado por el abandono y la injusticia de los gobiernos pasados y presente.
La "selección de personal" mediante pruebas de DUDOSA CALIDAD, que deberían aplicarle a Calderón, a su gabinete y especialmente a Gordillo, pretende desplazar, ¡sí!, dejar sin plaza, sin empleo, sin antigüedad y sin jubilación digna a maestros titulados con experiencia en la docencia y avalados por la misma Secretaría de Educación Pública, el IPN o la UNAM. O sea que la SEP va a descalificar a la SEP y a las instituciones reconocidas internacionalmente.
¿De dónde van a sacar las pruebas que les aplicarán a los maestros?
¿Qué les van a preguntar?
¿Quién las va a calificar?
En resumidas cuentas se trata de culpar a alguien del fracaso gubernamental en materia educativa, y a quién mejor que a los maestros.
Así que el presidente del empleo se convirtió de un día para otro en presidente de la educación, según palabras de la nefasta Elba Esther Gordillo, lideresa de la corrupción y cómplice de los políticos que se han enriquecido impúdicamente con el dinero del pueblo.
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