La embajadora de Inglaterra, la embajadora de Suecia, los hombres y mujeres dedicados a los negocios en México, extranjeros y locales, que asistieron a la hacienda de Los Morales, se han convencido de que a AMLO, hay que tomarlo muy en cuenta. Ellos también viven en México. Observan lo que sucede y cómo sucede. Saben que el país no sobrevivirá sin una profunda transformación institucional. Que el pueblo está harto, de no ser tomado en cuenta.
Que no tolerará ningún movimiento en falso del IFE o del TRIFE, exigirá que sus acciones sean transparentes. Porque reclama la ciudadanía el cambio de políticas y así habrá de plasmarse de una manera u otra. Que lo oigan bien Leonardo Valdez y María del Carmen Alanís.
Lo que ofrece AMLO al capital privado de dentro y de fuera son las reglas claras, sin privilegios para nadie, por lo que se ha ganado la confianza y el respeto de todos. Es obvio que el voto que se necesita en México es hacia la conquista de la ética socioeconómica. Los empresarios en particular, que han sido gravemente afectados por la impune inseguridad del sexenio, por las arbitrariedades monopólicas, le darán la oportunidad al cambio.
Los adversarios del cambio, sin embargo, se intranquilizan demasiado por esto, aunado a la visión de un Zócalo y calles aledañas a reventar del domingo pasado, donde el movimiento de AMLO los asustó por su fortaleza ciudadana por lo que arrecian la guerra sucia. Cordero, el del dedazo, pide debatir, sintiéndose candidato presidencial, con Peña Nieto y Ebrard, en clara indisposición de hacerlo con el mero mero. La orden es, ensalcen al regente. Ebrard, por su lado, se emociona con la premisa y lo suben al foro mediático, respondiendo a Cordero que claro que sí, que diga cuándo y dónde debaten. Los jilgueros oficiales, a quienes también les molesta la supremacía amloísta para la presidencia 2012, sufren del síndrome de “impedir que AMLO llegue a la presidencia”, portando la misma cuña de Televisa, se dan vuelo.
Pero ya se vio. Será el pueblo mismo quien desarme a Televisa para arrebatarle el control electoral que han impuesto sin amonestación alguna de las autoridades, que simplemente la dejan ser y hacer, con su candidato oficial, sin acuse de ser promoción ilegal.
El órgano institucional instituido para aplicar la ley pareja a los contrincantes, valga la redundancia, para evitar excesos prohibidos, para mediar equitativamente y sin ladearse con predilecciones manifiestas, SÍ permite y ha permitido, que Televisa infle y alabe al posicionado por la mafia que representa como su presidenciable, Enrique Peña. Las horas aire que se le han cedido a la promoción de su imagen prefabricada, no tienen parangón en la vida pública actual.
Pero “Si este pueblo se organiza, no nos gana Televisa”.
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