Tan contento está por la llegada del año nuevo (algo que, por lo demás, sucede cada 365 días), que el inquilino de Los Pinos recurrió al Twitter para presumir que en 2011 se generaron 590 mil 797 empleos formales netos, ya restadas las bajas y liquidaciones. La quinta cifra más alta que se tenga registro. Pero fue tal la emoción por celebrar lo que él considera un logro, que en su propio anuncio festivo dio la clave de la mortandad de plazas laborales en diciembre pasado: alrededor de 225 mil, equivalentes a más de 27 por ciento de las oficialmente reconocidas al cierre de noviembre del mismo año.
Con el dato estadístico aportado por el susodicho, el presidente del empleo reportaría un déficit cercano a 600 mil plazas formales tan sólo en 2011, y cercano a 4 millones de puestos laborales si se considera el quinquenio. Entonces, nada qué presumir, ni siquiera en Twitter. Lo anterior, con base en el reporte oficial del IMSS, suscrito por la Secretaría del Trabajo: en los cinco años de estancia en Los Pinos se generaron casi un millón 136 mil empleos formales (permanentes y eventuales urbanos), a razón de 227 mil 190 anualmente, lo que permitió que sólo 23 de cada cien mexicanos en edad y condición de laborar tuvieran acceso al mercado formal de trabajo, independientemente de la calidad de las plazas, cada día menos con prestaciones y salarios.
Si se amplía el periodo y se incluye el resultado laboral del igualmente resultón sexenio foxista, el panorama no se modifica: en 11 años, (diciembre de 2000 a igual mes de 2011), siempre de acuerdo con las cifras oficiales, se habrían generado 2.46 millones de empleos formales (permanentes y eventuales), mientras la población económicamente activa se incrementó en alrededor de 11 millones de personas, de tal suerte que en ese lapso 23 de cada cien mexicanos lograron colarse al mercado formal del empleo.
Desde luego que la presunción del inquilino de Los Pinos y sus 590 mil y pico de plazas en 2011 debe ser atribuida a la felicidad que en él provoca el advenimiento del año nuevo, porque el balance del quinquenio ni lejanamente puede motivar siquiera una tímida sonrisa. De hecho, no son pocas las voces que han advertido que una parte importante de la aparente generación de plazas formales en realidad no es otra cosa que el registro en el IMSS de empleos existentes, dado el intento de mayor fiscalización realizado por tal instituto. De cualquier suerte, cada año diciembre resulta un mes de alta mortandad de plazas laborales en el sector formal de la economía. El volumen de plazas formales canceladas en el último mes de 2011 (las 225 mil deslizadas por el feliz inquilino de Los Pinos) resultó ligeramente inferior al reportado un año antes, aunque mayor al de igual lapso, pero de 2009, el año de la crisis.
Eso sí, los dos inquilinos panistas en la residencia oficial no han ahorrado discursos para felicitarse por lo bien que han hecho las cosas en el sector laboral. Por ejemplo, allá por junio de 2003 Vicente Fox, el mismo que en campaña prometió un millón 350 mil empleos formales cada año y ya en ejercicio ajustó a 700 mil, reunió a su gabinetazo y le ordenó poner manos a la obra para reducir la tasa oficial de desempleo que crecía alegremente. Desde luego que nada logró, pero como la realidad no era de su gusto, corrigió el problema con un discurso: en México, dijo, ya no hay desempleados, sino un creciente número de emprendedores. Y se quedó tan tranquilo.
En su turno, en el arranque de Calderón se presumieron, un día y el otro también, cifras históricas en eso del empleo formal, hasta que alguien en el IMSS le dijo que no se acelerara, pues habían descubierto errores metodológicos en la medición del número de plazas laborales que distorsionaban la contabilidad (al alza, desde luego), de tal suerte que de un plumazo habían incorporado a 650 mil mexicanos en inexistentes puestos de trabajo a lo largo de los dos últimos años de Fox (desde abril de 2005) y el primer par del susodicho (hasta abril de 2008).
En la Cámara de Diputados también realizaron su corte de caja en materia de plazas formales, que resulta inferior al difundido por Twitter. Por medio de su Centro de Estudios de las Finanzas Públicas, reporta que el Instituto Mexicano del Seguro Social dio a conocer que durante noviembre pasado se generaron 88 mil 625 empleos permanentes y eventuales urbanos, para alcanzar 15 millones 426 mil 942 cotizantes. Con esto, el crecimiento anual es de 583 mil 198 empleos, el menor incremento desde mayo de 2010, cuando la economía apenas se recuperaba de los empleos perdidos durante la crisis. Tomando en cuenta que, por efectos estacionarios, durante el mes de diciembre disminuye la cantidad de personas que cotizan en el IMSS (en los pasados cinco años han promediado 291 mil cotizantes menos), es posible que la cifra final de creación de empleos durante 2011 sea incluso menor a la presentada actualmente.
Si se comparan las cifras de empleo con la situación que vivía el país antes de comenzar la crisis (octubre de 2008), “se puede ver que sólo se han generado 951 mil 107 empleos, de los cuales 42.1 por ciento han sido en trabajos eventuales y el resto permanentes. Es decir, de octubre de 2008 a noviembre de 2011 se ha crecido a un ritmo de 308.5 mil empleos anuales, muy por debajo de lo necesario para cubrir el aumento de la población en edad de trabajar (antes de la crisis, el crecimiento promedio era de 843 mil al año, 2002-2008). La actual desaceleración en la generación de empleos es reforzada por la menor actividad industrial en Estados Unidos, como también lo apunta el propio IMSS. En específico, de frenarse la industria automotriz en dicha economía, podría verse en riesgo la creación de empleo en nuestro país, ya que en el presente año el mayor generador de empleo ha sido precisamente dicho sector (75 mil 128 empleos en el último año).
Pero no acaba allí, porque para cerrar el balance lamentablemente faltan casi 11 meses.
Las rebanadas del pastel
Por una mera casualidad, el máximo promotor extranjero del voto panista arribará al país el próximo 23 de marzo, cuando el caldero electoral estará hirviendo y a punto de desbordar, es decir, una semana antes del inicio formal del proceso electoral en pos del hueso mayor. Disfrazado de mandatario federal, lo recibirá un clérigo que a la vez opera como jefe de la campaña blanquiazul, quien repetirá el show foxista de, entre otros detalles, besar el anillo. La cita es en tierra cristera. Todo ello, claro está, en esta república laica de sólidas leyes.
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