No han sido pocas las veces que he criticado a Joaquín López-Dóriga. Lo he hecho dentro y fuera de las redes sociales. Porque considero no puede callar uno ante la falta de ética periodística, ante la dignidad puesta en venta, ante el embrutecimiento colectivo y la desinformación masiva.
No soporto presenciar a ciertos líderes de opinión fungiendo como alcahuetes del régimen, del status quo. Me indigna ser testigo de un periodismo que antepone los intereses de algunos particulares, sobre el Derecho Humano de todos a la información.
Y a causa de ello he sido duro con este tipo de periodistas.
Sin embargo, estoy convencido que en ninguna ocasión le he faltado al respeto a ninguna de las figuras públicas a las que he criticado o cuestionado. Solamente me he expresado con la verdad respecto a estos personajes. Mas consciente estoy de lo doloroso que puede ser conocerla. A la mayoría no le gusta escuchar la verdad. Y por ello se esconden, habitan en la mentira,
Dicho esto, me parece ridículamente patético que un hombre como el conductor del noticiero con mayor audiencia en el país, ignorando las críticas, los cuestionamientos legítimos y democráticos, bloquee a usuarios de Twitter. Como lo hizo conmigo.
Así ha de tener la conciencia.
Megalómano y paradójicamente enano y pusilánime, Joaquín López-Dóriga se yergue ante la sociedad como el dueño de la verdad, encontrando en ello la facultad para criticar, difamar, calumniar o proteger a quien así lo desee —léase Emilio Azcárraga—, no obstante ello, al mismo tiempo, cual intolerante y pávido se esconde de la verdad, de la crítica, de la calumnia y la infamia.
Y quién se lleva, se aguanta, ¿no?
E insisto, yo no creo haberlo ni difamado ni calumniado jamás. Sólo lo he llamado vendido. Y lo sostengo.
Ahí están los noticieros. Ahí está Tercer Grado.
Por todo lo expuesto, hago un llamado a que pidamos a Joaquín López-Dóriga que desbloquee a todos los tuiteros que ha bloqueado por el simple hecho de que le hicieron un cuestionamiento o una crítica, incluso aunque éstas hubiesen estado basadas en infamias, ya que no han sido pocas las veces que él lo ha hecho. Creo que es lo justo, lo democrático.
A ver qué piensa Joaquín.
A crear conciencia.
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