MORENA: Reto a la condición humana
El Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), ha formalizado el proceso en vías de convertirse en partido político. López Obrador ha sido electo como presidente de su consejo nacional y Martí Batres como su primer presidente nacional.
Ha causado polémica desde un inicio el propósito esencialmente ético de este proyecto político, un objetivo naturalmente insuflado por su líder y guía principal. Los detractores no han esperado para denostarlo. Quizá el mayor de ellos, la quintaesencia de la animadversión, la mala leche y casi el odio, lo encarna por supuesto el periodista Ricardo Alemán. Lo cual no sorprende, pues se trata de alguien que ha hecho de su columna una tribuna de lodo y estiércol en contra de todo lo que signifique López Obrador. Durante todo el proceso de gestación del MORENA, Alemán ha sido su detractor número uno. Basta leer “Morena, nueva iglesia de AMLO” (El Universal, 20-11-12) y otras columnas de semejante ironía elemental, información distorsionada e interpretaciones de acuerdo a su rencor, para comprobarlo.
Es natural que se cuestione la ambición de López Obrador por convertir el MORENA en un partido atípico, vaciado de los acendrados vicios de los tradicionales políticos mexicanos, cuyo propósito será erradicar el régimen de corrupción en México, pero no debiera hacerse desde el rencor, sino desde la objetiva expresión histórica del hombre en conflicto permanente entre el bien y el mal, entre la virtud ética y la corrupción de la persona.
Aquí mismo se ha cuestionado la pretensión de AMLO en “Partido MORENA, ¿ahora sí va en serio AMLO?” (SDPNoticias.com, 15-10-12: http://www.sdpnoticias.com/columnas/2012/10/15/partido-morena-ahora-si-va-en-serio-amlo ), pues buscar crear un partido “sin vicios, sin influyentismo y sin lacras de la política, para convertirse así en ‘un referente moral’ a nivel nacional” resulta, más que ingenuo, en realidad una tarea si no imposible, altamente complicada. Y no por quien encabeza el proyecto y sus seguidores, simplemente por la “naturaleza” de la condición humana la cual se ve expuesta a innumerables “tentaciones” cuando de poder y dinero se trata. Las propias contradicciones del historial reciente de López Obrador en relación a quienes le han rodeado podrían ser una muestra de la dificultad de exigir un estado de virtud radical. Pero no por ello puede negarse la posibilidad de su búsqueda como un referente, como un modelo con consecuencias de orden estatutario a nivel partido, teniendo en cuenta que los estatutos siempre serán el ideal mas no necesariamente la realidad.
No puede negarse el derecho a la virtud, a la ética, en política, de lo contrario estaríamos ante el franco cinismo. Cuando Alemán recurre a la hipótesis mesiánica de Enrique Krauze (sin citarlo), cuando establece una analogía religiosa para explicar, más bien para descalificar, al MORENA, cuando ofrece como argumento de la deshonestidad de AMLO el que no haya reconocido las elecciones de 2006 y 2012 (al tiempo que elogia de gran “demócrata” a Calderón y procura justificar su guerra y sus muertos), estamos ante mero cinismo; ante la ausencia de periodismo.
Y lo lamentable para la política y el periodismo mexicanos es que al parecer no existen motivos suficientes para celebrar cuando menos un propósito tan loable como el del Movimiento de Regeneración Nacional y el que surja en medio de la simulación, la corrupción y la impunidad en la política nacional. Que triunfe o fracase semejante proyecto es otro capítulo. Pero negar el derecho, la posibilidad de una corriente ética en la política, es aceptar el cinismo, la simulación, la corrupción, la impunidad, la perversión misma, como modelos rectores de la política; la desolación como horizonte de la sociedad.
La ambición ética del MORENA es un reto a la condición humana si se considera toda la suerte de circunstancias y apetitos a que se ve expuesta constantemente la persona, las debilidades del espíritu ante la oferta de la vida. El triunfo o el fracaso del proyecto dependerán de quienes integren dicho movimiento y de quienes lo dirijan, del reto personal que significará competir políticamente en un medio básicamente degradado por la ambición generada por el poder.
Debiera quedar claro que el MORENA no tiene como modelo la ingenuidad ni la ambición vil, sino el verdadero propósito de ir más allá de la condición de lo inmediato y pensar que un mejor México es aún posible; aunque suene distante.
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