Si analizamos quién o quiénes resultan beneficiados con los hechos trágicos que suceden a diario en nuestro país, encontraremos la clave para dar con los responsables.
Dice La Jornada en su Editorial de ayer:
"La práctica de las autoridades de México en materia migratoria reviste un vínculo inocultable con la política de seguridad adoptada y mantenida por el calderonismo desde los primeros meses de este sexenio. En ambos casos, Washington ha logrado trasladar FUERA DE SUS FRONTERAS el desarrollo de acciones para contrarrestar fenómenos que, en la lógica de la superpotencia, están relacionados: LA MIGRACIÓN INDOCUMENTADA Y EL NARCOTRÁFICO, que han representado para México un costo incalculable en vidas, afectación de las garantías básicas y deterioro y descrédito institucional".
Quienes en el discurso aparentan luchar contra el terrorismo, lo practican fuera de su territorio y alejado de sus fronteras.
Quienes consumen la mayor cantidad de estupefacientes en el mundo no están interesados realmente en impedir el trasiego de drogas a su país, sino que el costo en vidas de esa actividad delictiva lo pongan otros países, como ocurrió en Colombia y sucede ahora en México.
Quienes mantienen vivas las ganancias de su industria armamentistas, facilitan la compra de armas tanto a grupos delincuenciales como a gobiernos que no desisten del uso de la fuerza para combatir al crimen organizado, en vez de echar a andar medidas de carácter social que impidan la integración de jóvenes y adultos a las filas de la delincuencia.
Mientras más indocumentados sean abatidos en México, la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos reducirá acciones que la colocan ante el mundo como una fuerza criminal y racista.
Mientras más conflictos bélicos aparezcan en México, seguirá el pretexto para la intervención militar estadunidense en asuntos de seguridad nacional.
Mientras los gobiernos prianistas sigan obedientes los designios de Washington, México seguirá siendo un país subdesarrollado, económicamente fracasado, socialmente deteriorado y moralmente abatido.
No permitamos que el poder de decisión de un cambio profundo en la vida pública de México sea también destruido por la ambición de los que nada han hecho en beneficio del país y del pueblo.
Organicémonos desde ahora para que el 2012 sea la gran oportunidad de detener esta barbarie, a la que nuestros vecinos del norte observan como buitres hambrientos.
No más PRI y PAN al servicio de los intereses extranjeros y del gran capital.
¡VAMOS! por la transformación de México con Andrés Manuel López Obrador.
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