Que Andrés Manuel López Obrador acudió ayer a la oficina de Relaciones Exteriores en la delegación Iztacalco para sacar su pasaporte.
Llegó poco antes de las 8.30 horas con su esposa, uno de sus hijos y una jovencita; llenaron sus solicitudes en las bancas y luego se formaron en la fila, pero un empleado los invitó a pasar a una oficina.
“Está bueno, pues… gracias”, dijo el ex candidato presidencial, y fueron atendidos más rápidamente.
Que este jueves, o viernes, el presidente Felipe Calderón buscará cerrar el Diálogo por la Seguridad al revisar todas las propuestas con las organizaciones ciudadanas, acto con el que también pretende que se califique el desempeño de los gobiernos estatales.
Además, intenta pactar una reunión con presidentes municipales para hablar de la estrategia de seguridad y de la creación de 32 corporaciones policiacas con mando único estatal, propuesta que, por cierto, muchos alcaldes rechazan.
Que el jaloneo por la presidencia de la Cámara de Diputados se prolongará, pues la Junta de Coordinación Política se reunirá el 30 de agosto y la Mesa Directiva un día después, sin que hasta hoy exista la disposición del PRI para dejar el cargo al perredista Jesús Zambrano, quien a su vez cabildea el apoyo de sus aliados del PAN para alcanzar la posición que desocupará Francisco Ramírez Acuña.
Que el secretario del Trabajo, Javier Lozano, estuvo en el Senado casi de incógnito, pues no hubo gritos ni sombrerazos.
Claro, estaba sólo entre panistas, con los que siempre conservó el optimismo, al grado que les dijo que 2010 será el año de la reforma laboral, y desmintió a sus correligionarios respecto a que el PRI sea un obstáculo para éste y otros cambios.
Que quien se llevó la tarde en la inauguración de la reunión plenaria del PRI fue Enrique Peña Nieto, quien dejó muy atrás en el aplausómetro al coordinador de los senadores, Manlio Fabio Beltrones.
Aun cuando no descarta buscar la candidatura presidencial, el sonorense abrió su discurso con un saludo a quien llamó “nuestro querido gobernador del Estado de México”.
La seguridad en torno de la hacienda Los Amates, en Tonatico, sede de la reunión plenaria de los diputados del PRI, fue extrema, pues incluso la carretera a Ixtapan de la Sal era custodiada por elementos federales y locales.
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