Como ya es costumbre, en materia económica se reporta una buena y otra mala. La primera, que en el producto interno bruto creció 5.3 por ciento en el tercer trimestre de 2010 (menos que en el periodo previo), para acumular un promedio positivo de 5.8 por ciento hasta septiembre del presente año. La segunda, que en igual lapso de 2009 el PIB se desplomó 5.5 por ciento, y 7.4 por ciento promedio al noveno mes. Así, la conclusión es simple: la tan cacareada mejoría económica en el país no alcanza para tapar el cráter abierto por la crisis en el año del catarrito.
El cálculo oficial apunta a un crecimiento cercano a 5 por ciento en todo 2010, contra una caída de 6.5 por ciento en 2009, con lo que el resultado del presente año habrá sido insuficiente para siquiera retomar el nivel registrado al cierre de 2008, amén de que la perspectiva para 2011 no es todo lo alentadora que el país quisiera. Luego de que el Inegi divulgó ayer los resultados sobre el comportamiento del PIB en el tercer trimestre del presente año, la conclusión es elemental: en el cuarto y último trimestre de 2010 el ritmo de crecimiento económico en el país se reducirá a la mitad con respecto al registrado en el periodo previo. Entonces, la buena no alcanza para tapar la mala, ni para medianamente sostener el discurso oficial de que todo va viento en popa (sólo hay que asomarse al México real para constatar de qué color están las cosas) y de que todo es un asunto de percepción.
En vía de mientras, el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados dio a conocer su reporte acerca de la coyuntura económica en el país, y advierte sobre los riesgos que tanto disgustan en Los Pinos, porque desdibujan el México rosa que les encanta difundir. Así, los indicadores económicos nacionales confirman que continúa la desaceleración en la actividad productiva, a lo que se suma un repunte de la inflación y el aumento del desempleo. No obstante que la inversión ha reactivado el crecimiento de algunos sectores, ésta aún no es suficiente, por lo que para impulsar más el crecimiento económico se requiere que la recuperación de la inversión aumente de manera sostenida, ya que el consumo y el crédito continúan débiles y no logran fortalecer al mercado interno; situación apremiante ante un escenario en el que la demanda externa de productos manufacturados mexicanos han perdido dinamismo.
En octubre de 2010, apunta el CEFP, el índice nacional de precios al consumidor registró un incremento mensual de 0.62 por ciento, el doble al observado en igual mes de 2009, de tal suerte que la inflación general anual fue de 4.02 por ciento, 1.02 puntos porcentuales por arriba de la meta inflacionaria para el presente año. Este avance se explica, principalmente, por el alza en los precios de los bienes y servicios administrados por el gobierno federal (electricidad, gasolinas, diesel y gas doméstico), que contribuyeron con más de la mitad de la inflación, y por el de algunas frutas y verduras, alimentos procesados y otras mercancías.
En octubre un total de 44.48 millones mexicanos participaban activamente en el mercado laboral (formal e informal), cifra superior en poco más de 563 mil personas a las del trimestre comparable de 2009. Sin embargo, la población desocupada se situó en 2 millones 651 mil y la tasa de desocupación correspondiente alcanzó 5.6 por ciento de la población económicamente activa, superior a los tres trimestres precedentes, cuando se registró una desocupación de 5.3 por ciento.
Por su parte, la población subocupada (aquella que tiene necesidad y disponibilidad de trabajar más tiempo) sumó 3 millones 795 personas en el tercer trimestre de 2010, alcanzando una tasa de 8.5 por ciento de la población ocupada. Aunque estas cifras presentaron una disminución de casi 30 mil trabajadores respecto al trimestre comparable de un año antes, el total aún es superior en 823 mil personas respecto al dato del tercer trimestre de 2007. Además, en el sector informal de la economía laboran 12 millones 445 mil personas, 28 por ciento de la población ocupada, 74 mil más que en igual mes de un año atrás. La población no económicamente activa que se encuentra disponible para trabajar, pero que ha desistido de buscar empleo, se incrementó en más de 20 mil 390 personas y junto con aquellos que no buscan empleo por considerar que no tienen oportunidad de encontrarlo, ya suman 5 millones 455 mil personas marginadas del mercado laboral.
El CEFP refiere que los riesgos para el comercio exterior mexicano se materializan: “el escenario poco favorable por el que atraviesa la economía estadunidense comienza a afectar la demanda de nuestros productos manufacturados y, por ende, a las importaciones que realizamos de los mismos, debido a la naturaleza maquiladora del sector exportador mexicano. Asimismo, no hay que pasar por alto que recientemente el Fondo Monetario Internacional advirtió que uno de los riesgos que encara México está relacionado con la desaceleración económica de Estados Unidos, ya que debido al estrecho vínculo real y financiero que mantenemos con ellos, nuestra economía será vulnerable ante la debilidad de las condiciones económicas estadunidenses; de hecho, una recuperación más débil de la esperada –tal cual se registra– para ese país tendría importantes consecuencias para México”.
En torno al mercado laboral en el vecino del norte, el CEFP indica que en la primera semana de noviembre el número desestacionalizado de solicitudes iniciales de desempleo presentó un descenso de 24 mil unidades, con lo que el dato anual se ubicó en 435 mil. Así, 4.3 millones de desempleados ejercen su derecho de cobrar el seguro de desempleo (inexistente en México). En tanto, la Oficina estadunidense de Estadísticas del Trabajo dio a conocer que durante septiembre se abrieron 2.9 millones de puestos de trabajo y se realizaron 4.2 millones de contrataciones; sin embargo, estas cifras aún se encuentran por debajo de los 4.4 millones de nuevos puestos de trabajo y las 5 millones de contrataciones realizadas en diciembre de 2007, antes del comienzo de la recesión.
Las rebanadas del pastel
La Organización Mundial de la Salud asegura que los gastos médicos dejan en la pobreza a 100 millones de personas al año. No lo precisó, pero todo indica que se refería a los mexicanos porque, quiéranlo o no, todos los años de sus bolsillos sale el dinero para pagar los suculentos seguros de gastos médicos mayores de que goza la alta burocracia.
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