Han sido tantos los daños ocasionados al país por la injusticia que, definitivamente, no será posible sanarlos de un plumazo por buenas que sean las intenciones de quien se lo propone en serio. Lo importante, lo urgente, es impedir que la injusticia avance porque puede alcanzarnos un momento fatal e irreversible. Los hombres y mujeres que a través de nuestra historia lucharon por causas justas tuvieron como meta no defraudar al pueblo y no claudicar ante la adversidad, por dura que fuera.
Ello les costó la vida y lo supieron siempre. La situación en la que nos encontramos los mexicanos requiere de hombres así, inquebrantables, y no unos cuantos sino miles de ellos. Después de recorrer el territorio nacional al lado de Andrés Manuel López Obrador tengo la certeza de que sí existen esos hombres y mujeres que necesita México, y que están dispuestos, tal vez no a morir sino a dar lo mejor de ellos porque las cosas cambien verdaderamente en el país. Lo que faltaba desde hace muchos años era la aparición de un líder y un camino.
Hoy los tenemos y avanzamos poco a poco hacia la reconstrucción de México y el combate a la injusticia, que es el meollo de esta lucha. Guillermo Fadanelli cita en un artículo reciente la recomendación que el filósofo Richard Rorty nos ofrece para explicar la relación entre justicia y lealtad. "Si las personas que pertenecen a una sociedad se preocuparan por los desconocidos tanto como lo hacen por sus amigos, entonces la justicia no tendría la necesidad de explicaciones racionales, bastaría ver en el otro a un amigo a quien se le propina lealtad".
Curiosamente, dentro del Movimiento Nacional que encabeza Andrés Manuel López Obrador esta conducta de mirar en el otro a un amigo se ha venido construyendo desde aquel episodio del desafuero. Por más odio y ofensas que recibimos tanto de los medios de comunicación como de la derecha irracional que se apoderó de nuestras instituciones, los integrantes del Movimiento y simpatizantes de Andrés Manuel hemos adoptado una actitud de tolerancia I M P R E S I O N A N T E.Aprendimos a resistir pacíficamente en cada mitin, en cada movilización y en cada concentración en el Zócalo de la Ciudad de México.
Esto es algo que no se le puede regatear a nuestro Movimiento ni a nuestro líder. Somos pacíficos y tolerantes, más no tontos. Las denuncias que ha hecho Andrés Manuel no son actos violentos sino el reclamo de justicia. Esa justicia ausente para los más desprotegidos, lo mismo que para los que han violado la ley y que por su irresponsabilidad e intransigencia han causado graves daños al pueblo y a la nación, porque deberían estar en la cárcel.
Si algo ha hecho Andrés Manuel a lo largo de su carrera política, fue precisamente buscar la justicia y la dignidad humana, de ahí los programas sociales que implantó en el D.F. como Jefe de Gobierno para ayudar a los ancianos, a los discapacitados, a los jóvenes, a las madres solteras y a los niños. Como dije al principio, será muy difícil recomponer las cosas de un día para otro. Hay que empezar por tener muy claro que la justicia es inseparable de la lealtad. Quien no mira de frente y con respeto al "otro" no puede encabezar la difícil tarea de implantar la justicia en la sociedad.
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