viernes, 17 de junio de 2011

Fernández Menéndez y la política que falla FEDERICO ARREOLA

Hoy, en Excélsior, Jorge Fernández Menéndez publica una columna interesante: “Exhortos, narcomensajes y Hank” http://excelsior.com.mx/index.php?m=nota&id_nota=711098.


Dice que mientras Felipe Calderón “solicitaba al Congreso de la Unión que convoque a un periodo extraordinario de sesiones para sacar adelante varias reformas pendientes…, en Monterrey aparecían los restos mutilados de dos custodios del gobernador Rodrigo Medina, con mensajes amenazantes para el gobernador y miembros de su equipo”.



Después de lo anterior, Jorge plantea algo con lo que no se puede estar en desacuerdo: “Lo que ocurra en Nuevo León determinará en muy buena medida la percepción ciudadana de los saldos de la lucha contra el narcotráfico. Todos sabemos que la situación, por ejemplo, en Ciudad Juárez o en varias zonas de Tamaulipas, es muy compleja y llevará tiempo alcanzar soluciones de fondo, pero en Nuevo León en general y en Monterrey en particular, el tiempo se agota. La ciudad industrial por antonomasia, la región que se había acostumbrado durante muchos años a gozar de índices de seguridad que no se tenían en otras, ha sido azotada en forma inaudita por el crimen organizado, con costos muy altos”.



El siguiente argumento de Fernández Menéndez es mucho más debatible: “El gobierno local está pagando un costo político muy alto por la inseguridad. Precisamente el aprovechamiento electoral de ese costo puede ser un elemento que dificulte el proceso de limpia. No es diferente lo que está ocurriendo en Nuevo León en términos de enfrentamiento político en torno a la inseguridad, que lo que se vive entre el gobierno federal y sus opositores. No hay acuerdos de fondo, estratégicos, en ese ámbito, y ello se convierte en un obstáculo para afrontar esa lucha”.



Culpar a la lucha electoral del desastre que es la guerra contra el narco de Calderón me parece, en primer lugar, falso, y en segundo un llamado no a la “unidad”, sino a la unanimidad que siempre está detrás de todo autoritarismo.



Para Jorge Fernández, y en esto si estoy de acuerdo con él, se “habla mucho de la eficiencia o no de la estrategia de seguridad”, pero “el tema no es la estrategia, sino la política. Sin una política de Estado en el tema, siempre habrá huecos, insuficiencias, espacios, para que se cuele la delincuencia organizada en las instituciones. Y ese estancamiento quizá termine siendo el que mayores costos genere, al país y a la sociedad, en el futuro. Porque, sencillamente, el sistema de seguridad y justicia, como un todo, no funciona”.



En efecto, la política ha fallado, pero la de Calderón.



Jorge da ejemplos de la forma en que, en su opinión, está fallando la política: Mientras Calderón “reclamaba un periodo extraordinario, los partidos en el Congreso lo regateaban y el gobernador Medina enterraba a sus muertos, Jorge Hank Rhon veía el juego de la Selección Sub-22 en su estadio de Tijuana, festejaba, y el público le gritaba ‘gobernador’…”.



Si los partidos en el Congreso le regatean el periodo extraordinario a Calderón, se debe a su falta de operadores políticos eficaces. Si Medina, en Nuevo León, entierra a sus muertos, hay que atribuirlo a que las cosas son así en el infierno que ya es México gracias a la guerra fallida que Felipe Calderón inició para legitimarse después del proceso electoral de 2006 y si Hank se fue al estadio, bueno, es que, qué barbaridad, si pareciera que el ejército, del que Calderón es el jefe máximo, lo arrestó de una manera tan inocente que le garantizó no solo que iba a ser liberado, sino que se iba a convertir en el político más popular de Baja California.



Sí, es cierto, falla la política. La de Calderón.

No hay comentarios: