martes, 7 de junio de 2011

Minutos de protesta, minutos de unión ZAZIL CARRERAS



El día de ayer en el Museo de la Ciudad de México, Un Minuto por No + Sangre, fue el evento que unió personalidades del mundo periodístico, literario, artístico, académico y de la sociedad civil en un magnífico esfuerzo encabezado por RIUS (Eduardo del Río), José Hernández, Antonio Helguera, Rafael Barajas (El Fisgón), Pedro Miguel y John M. Ackerman -apoyados de un maravilloso equipo- que dio voz a los reclamos de muchos mexicanos que nos sentimos representados por todos y cada uno de los ponentes que narraron en breves instantes, el sufrimiento de los mexicanos acumulado en 4 años de una guerra sin sentido, cruel y desastrosa.



Al llegar, siluetas que representaban las 40,000 víctimas –y contando- de esta guerra, daban la bienvenida al lugar. Cada una de ellas, contaba su historia, la de la familia en la que vivían, las cosas que hacían, el lugar al que pertenecían, la forma en que murieron.



Hablando por cada una de esas víctimas se encontraron Genaro Góngora Pomentel, Regina Orozco, Miguel Ángel Granados Chapa, Elena Poniatowska, Bruno Bichir, Sanjuana Martínez, Dolores Heredia, la familia Reyes Salazar, Araceli Rodríguez (madre de un desaparecido), Epigmenio Ibarra, Lorenzo Meyer, Lydia Cacho, Joaquín Cosío, Ofelia Medina, Astrid Hadad, Laura Esquivel, entre otros. Todos con el mismo reclamo: ya basta, al que se sumó la muy puntual solicitud de John Ackerman que resume lo que todos en el lugar pedimos: “Fuera Genaro García Luna, 'El Chapo' a la cárcel, y Felipe Calderón a Juicio”.



Minuto a minuto se narraron de manera emotiva, dolorosa y a veces incluso con rabia, las horas, los meses, los años de angustia, de miedo, de pérdida que hemos vivido los mexicanos, todos, porque los muertos son de todos, a todos nos lastiman, a todos nos indignan y todos unidos debemos luchar por que las muertes se detengan.



Si bien los muertos nos duelen a todos, sus muertes no deben ser nuestras, no debemos permitir que se siga derramando sangre inocente como medio de legitimación pobre, vulgar e inservible de quien usurpa ahora la presidencia de la República. No podemos quedarnos cruzados de brazos mientras hay gente que sufre, padres que no vuelven a ver con vida a sus hijos, hijos que jamás estarán de nueva cuenta con sus padres.



No podemos permitir que nuestro silencio sea cómplice de la masacre que está llevando al país a la ruina, a ser un lugar más violento que cualquier otro país en guerra, un lugar donde a la vuelta de las esquina se puede encontrar muerte y dolor.



México no puede seguir siendo el país donde la gente se refugie a ras del suelo, donde los niños utilicen armas como juguetes, donde los sueños de esos mismos niños sean ser capos o sicarios. México no puede seguir siendo el país en el que un hombre sin compasión, sin excusas y sin sentido, dirija una guerra que destruye la nación.



“No más sangre, no más impunidad”, “Otro adiós sin Dios”, “La inseguridad nos priva de uno de nuestros derechos fundamentales: la libertad”, “No al ejército en las calles, paz en el aire”, “El presidente ha hecho una caricatura del país”, “Atrás que quede el horror, el horror, el horror”, “La guerra no solo es lo que es, sino lo que oculta”, “Nos han matado muchas veces, pero estamos resucitando”, “Un país sin mucha de su gente, y mucha gente sin país”, “No se negocia con delincuentes, y mucho menos cuando ocupan cargos públicos”, Sin castigo no hay justicia, sin justicia no hay paz”, “Si las gotas de lluvia fueran de chocolate…”, “Un nudo en la garganta y la rabia en todo el pellejo”, “Su guerra fracasada, delirante, ha provocado una estela de dolor y sufrimiento”, “No más sangre, no más dolor, no más sangre, no más llanto, no más sangre, no más dolor…”

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