lunes, 20 de junio de 2011

No quiero Redondear--- PAOLA

Algunas veces me quedo pensando si hare bien al contestarles con un esplendido y tajante “¡¡NOOOOOOO!!” a los empleados de farmacias, súper, mini súper y anexas; aunque sé que es parte de su trabajo decirnos la cantaleta “¿Quiere redondear sus centavos?”, cada vez estoy más en desacuerdo con eso. No es porque sea coda, pero en realidad no me consta que esos centavos caigan en buenas manos, a estas alturas ya muchos desconfían de todo y de todos.



Después de decirme “Uy qué coda, nada más le sobran 10 centavitos güerita, ya dónelos”, un cajero de Oxxo me platicaba que cuando van sus supervisores a hacer la visita mensual, le preguntan a los encargados: “¿Cómo vamos con el Redondeo?”, “¿cuánto llevamos acumulado en Redondeo en este mes?”, “vamos muy lentos con el Redondeo, échenle ganas, tienen que mejorar sus números !La otra tienda nos va ganando¡” (refiriéndose a otra sucursal cercana de la misma cadena).



Creo que tanto a los cajeros como a nosotros nos hacen caer en el juego de la evasión fiscal, ya que en realidad la suma de todos los centavos que aportamos llega a tomar tamaños estratosféricos. Es bien sabido que las aportaciones que hacen las empresas hacia organizaciones de caridad, se convierte en una forma fácil y eficiente de evadir impuestos.



Digamos que “Gualmar” recolecta de su Redondeo la cantidad de 2 mil pesos (gracias a los consumidores caritativos que decidieron redondear sus centavitos). Esos 2 mil pesos no serán entregados a la Fundación con una leyenda que diga “Donación de todos los consumidores que redondearon en Gualmar”, más bien dirá: “Donación de Gualmar”. Lo cual al momento de hacer cuentas con el fisco resultará dinero a favor para la empresa. Más claro, si dicha empresa debería de haber pagado 3 mil pesos en impuestos, ahora solo tendrá que pagar mil pesos, por ser tan lindos y caritativos con el prójimo.



También podemos darnos cuenta en los cajeros automáticos antes de hacer un retiro de efectivo o checar nuestro saldo, nos aparece la leyenda de aportar dinero a alguna fundación, o en las cajas de los Mac Donald´s la típica cajita de plástico tipo alcancía, donde la mayoría, incluyéndome, echamos las salsitas de la cátsup.



A fin de cuentas, donar, redondear o desprenderse de sus centavos es decisión de cada quien, en mi opinión si de verdad queremos ayudar, podríamos juntarnos con un grupo de amigos e ir a orfanatos, asilos, hospitales, a comunidades en extrema pobreza y regalar ropa, cobijas, comida, o cualquier cosa que nazca de nuestro corazón.

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