lunes, 23 de enero de 2012

La trampa de los "negativos"

Desde antes de que la encuesta del DIA para elegir al candidato de izquierda al Gobierno del Distrito Federal diera como ganador a Miguel Angel Mancera, ya algunos opinólogos de café y lidercitos piteros de opinión, además de algunos medios dizque obradoristas pero que le hacen el juego al PRI nos "explicaban" (jejé) y "clarificaban" (jajá) por qué era conveniente que el candidato fuera alguien popular y con "buenos números", y por qué políticos verdaderamente de izquierda como Martí Batres y Gerardo Fernández Noroña no debían ser considerados, esgrimiendo para ello el argumento idiota de: "ay, es que tienen altísimos porcentajes de rechazo entre la población".

Ese argumento de los "negativos" es una FALACIA. Explico por qué:

Al final de cuentas, la encuesta del DIA se redujo a una mera medición de popularidad. El criterio básico para elegir al candidato izquierdista fue el "saldo de opinión", es decir la comparación entre los números de "aceptación" de un precandidato vs. sus números de "rechazo". Bajo este criterio, Mancera fue el más popular porque el porcentaje de encuestados que dijo que nunca votaría por él, fue más bajo que el de los que dijeron que nunca votarían por Noroña, por ejemplo.

Pero la encuesta del DIA adoleció de un defecto básico: no tuvo los filtros adecuados para garantizar dos cosas: que respondieran sólo los electores de izquierda, ¡¡¡y que los que respondieran sean ciudadanos que efectivamente van a votar el próximo 1 de julio!!! En otras palabras, a la encuesta se pudieron colar tanto panistas como priístas (a quienes lógicamente no les convenía que Noroña o Batres fueran candidatos), como los clásicos apáticos abstencionistas que jamás se toman la molestia de ir a las urnas porque, según su miope visión política, "todos son iguales" y "votar no sirve para nada".

Poniéndolo con manzanitas: el error central en el procedimiento de la encuesta para elegir al candidato fue dejar abierta la puerta para que cualquier hijo de vecino, panista, priísta, perredista, anulista, abstencionista, etcétera, pudiera expresar su opinión en un asunto que sólo debiera competerle a los electores: 1) de izquierda; 2) que SÍ votan (por la izquierda). Debió encuestarse al voto duro.

Los "altísimos porcentajes de rechazo" de Batres o Noroña provienen de gente que los odia justamente por ser de izquierda, o bien de gente que jamás en su vida ha votado ni votará, ni por Miguel Angel Mancera ni por quien le pongan enfrente. Creer que porque Mancera tiene "bajos negativos" la gente votará por él, es hacerse pendejo solo. ¡Por supuesto que un panista encuestado no querría ver en la boleta a Martí Batres, de auténtica izquierda, compitiendo contra su candidata exprés! Para ellos es más aceptable Mancera, con buenos amigos y contactos en la derecha, en Televisa, en el PAN y demás cuevas de ladrones... y aún así, sueña Mancera con que esa gente votará por él en julio. Los panistas votarán por la candidata del PAN, punto.

Lo triste de todo este vodevil es que la izquierda también haya caído en el juego de las encuestas y la popularidad, que no son ni serán nunca un criterio veraz, objetivo, congruente y ético para elegir al candidato a ningún puesto público. La política no es concurso de popularidad, ¿no lo había dicho el propio AMLO muchas veces?

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