sábado, 14 de enero de 2012

TRASCENDIO

Que muy tensa fue la última reunión de los cinco aspirantes del frente de izquierda al Gobierno del Distrito Federal antes de que se levanten las encuestas que definirán al ganador.

No se llegó a las descalificaciones de los adversarios ni del proceso en sí, pero los precandidatos no salieron con caras de buenos amigos.

Se supone que cada uno de los cinco se irá ahora a casa a esperar el resultado. El compromiso más fuerte fue que ninguno movería un dedo hoy, mañana y el lunes para tratar de influir en el resultado.

¿Será?

Que quien muy profesional llamó a los medios impresos y electrónicos para pedirles que no difundieran entrevistas con Alejandra Barrales, Martí Batres, Gerardo Fernández Noroña, Miguel Ángel Mancera ni Joel Ortega fue el coordinador del proceso Manuel Camacho.

La solicitud de Camacho incluía la repetición de entrevistas.

Que nada bien cayó en la dirigencia nacional del PRI ni en el candidato Enrique Peña Nieto la forma en que viejos salinistas se movieron para hacer crecer la noticia de la acusación ante la justicia internacional al ex presidente Ernesto Zedillo, por su presunta responsabilidad en la matanza en Acteal, Chiapas, en diciembre de 1997.

Para el grupo peñista se trató de un atentado contra el imperativo número uno de la campaña: la unidad de todos los priistas con todos los priistas.

Y eso incluye a los “salinistas” con los “zedillistas”.

Que las demandas que enfrenta el empresario Miguel Moisés Sacal Smeke, el Gentleman de las Lomas, ante la Junta Local de Conciliación y Arbitraje no sólo abarcan despidos injustificados.

Abogados de los trabajadores afectados aseguran que en los expedientes también se configura el delito de fraude y evasión fiscal, debido a que los empleados de las firmas de Sacal Smeke no están dados de alta ante el IMSS.

Y que quienes sí están asegurados, lo hacen con sueldos oficiales mínimos para evitar el impuesto real al salario.

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