jueves, 22 de noviembre de 2012


La impunidad que flota en el mar

JANE DE LA SELVAjue 22 de noviembre de 2012
La primera marejada de prematuro invierno ahuyentó a los camaroneros.
 
La ley dice que esta pesca debe hacerse más alejada de la costa pero no cumplen. Afectan, además de lo primordial, el buen descanso, cuando de noche y madrugada andan pescando ilegalmente cerca con sus moribundos motores alcanzando nuestros oídos. Sacan producto aún pequeño que se ha generado de los arroyos durante las lluvias y se amparan para hacerlo en que la veda ha terminado.  
 
Cuando los habitantes de los alrededores hemos protestado con las autoridades correspondientes por esta práctica ilegal, nos dicen que la mayor flota camaronera que surca el Pacífico de Sinaloa hasta Colima es intocable pues es negocio de algún funcionario público de la época de Zedillo. La vox populli maneja la información, ignoro si correcta pues nos ha sido imposible corroborarla, de que el negocio pertenece al mismísimo Zedillo. Los armatrostes flotantes son arcaicos y productores de contaminación. Practican el absoluto anarquismo entre las corrientes del que consideran "su mar para explotar".
 
En la pasada temporada amanecieron muertos en nuestras costas los restos de cuando menos tres ballenatos de la especie jorobada, al ser embestidos por estas embarcaciones que no respetan la distancia requerida para pescar el crustáceo. Un cadáver traía atravesado un hierro proveniente del mecanismo de redes así desprendido de uno de sus barcos.
 
La mafia, es la que manda en el país. Se extiende a todos los ámbitos de poder y el gremio de la pesca camaronera no es la excepción. Su garantía es la misma que portan los de cuello blanco tras los escritorios: la impunidad. 
 
La conciencia puesta en la protección de nuestros ecosistemas, en los ciclos vitales de la Madre Tierra, es parte ineludible de la regeneración de la vida pública nacional. Instituir santuarios de conservación y reproducción de especies y arrecifes sigue siendo asignatura pendiente. Estas acciones, fortalecerían el crecimiento del espíritu colectivo nacional fraterno contra los corruptos y los depredadores que nos denigran como país, que abonan a la percepción de que sobrevivimos en una sociedad salvaje.

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