Que el cardenal de Guadalajara, Juan Sandoval Íñiguez, está “más que tranquilo” ante la advertencia de ser demandado por Marcelo Ebrard, pues lo usual es que los jerarcas católicos no le teman a denuncias que se presentan ante Gobernación, la Fepade o el Conapred, porque las que prosperan sólo los hacen acreedores de extrañamientos. Una “llamada de atención” y nada más, con la esperanza de que no reincidan en “irse de la lengua”.
La mayor parte de las quejas ni siquiera llegan al extrañamiento, porque se establecen acuerdos previos o se desestiman.
Que lo que sí “acalambra” a Sandoval Íñiguez es que el jefe de Gobierno del DF o algún ministro de la Suprema Corte lo demande, sencillamente, ante un juzgado civil, en el que es mucho más difícil que se llegue a un arreglo “político” y lo más probable es que sea “económico”.
Que más de un ministro de la Corte cree innecesario trasladar a su terreno, el Poder Judicial, este asunto, pues no vale la pena demostrar lo que ya es muy sabido: la “intolerancia” y el “boquiflojismo” característico de Sandoval Íñiguez.
Que el Conapred puso a disposición el numero 01800 5430033 para todas las personas o parejas del mismo sexo que ya contrajeron matrimonio y sean discriminadas al solicitar alguna adopción.
Que con la Galería Nacional ya lista en Palacio Nacional para su apertura al público, el presidente Felipe Calderón está grabando algunas cápsulas alusivas al Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución.
Que en el Senado se analiza la posibilidad de que el pleno viaje a Chiapas para sesionar en Comitán, para realizar este año allí la ceremonia de entrega de la Medalla Belisario Domínguez.
El traslado de los 128 legisladores con el equipo de apoyo técnico implicaría la movilización de unas 170 personas, con un costo aproximado de un millón y medio de pesos.
Dicen los coordinadores que el problema sería, precisamente, cómo, en tiempos de crisis, justificar ese gasto.
Que Carlos Navarrete “echó la casa por la ventana” para presentar hoy su informe de labores. La imagen del acto se la encargó al fotógrafo David Ross, retratista de empresarios, premios Nobel, políticos y artistas, entre más de mil 500 personalidades del mundo.
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