Ayer el secretario de Gobernación, Francisco Blake Mora, volvió a sacar su Grabación A, en la que dice: “El gobierno federal está decidido a hacer ajustes [...] para combatir con mayor eficacia a la delincuencia”. Y sacó, también, la Grabación B que desmiente a la A y dice que la estrategia armada contra el crimen es la adecuada. Nada raro. El “debatamos pero mejor no” es casi una firma de la casa. Por ejemplo: el lunes 2 de agosto el presidente Felipe Calderón llamó al debate sobre la legalización de las drogas; luego el gabinete se lanzó a decir que legalizar no sirve de nada y finalmente no hubo tal debate. Pero a diferencia de lo que sucedía hace pocos meses, el descrédito del gobierno federal por la inseguridad es contundente. La Encuesta Nacional sobre la Percepción de Seguridad Ciudadana en México realizada por Consulta Mitofsky y divulgada ayer dice que por primera vez en el sexenio, es mayoría el grupo de ciudadanos que piensa que los operativos contra el narco han fracasado: llegó a 49%. Y aumentó de 71% a 83% el número de personas que creen que la seguridad es peor a la que se vivía un año antes.
Se trata de arropar al gobernador de Nuevo León. Pero no sólo es el PRI; también desde el gobierno federal. En días pasados Rodrigo Medina estuvo en un evento con Felipe Calderón y ambos compartieron elogios y voluntad de cooperación. Y ayer fue nombrado presidente de la Conago. Medina ha padecido fuego tupido a pesar de que muchos de los problemas los heredó de Natividad González. Los empresarios regios se le han echado encima; le han matado alcaldes y otros —como el panista de San Pedro Garza García, Mauricio Fernández— se le han sublevado. Y no se diga el narco; no le da tregua. El resultado es una mala reputación para Nuevo León… y para México. Porque si Calderón no puede garantizar la seguridad del estado más industrializado del país, entonces no puede con nada. También Calderón se la juega en Nuevo León. Por eso arropar al gobernador tiene lógica. Y en eso andan.
No fue la mejor semana de Andrés Manuel López Obrador. Designar a Yeidckol Polevnsky como candidata en el Estado de México lo hizo ver a él como antidemocrático y a ella como un juguete del tabasqueño. La senadora Polevnsky salió ayer a dar la cara con los ojos agachados. “No soy candidata”, dijo. Ni una imposición, señaló. “Soy sólo una propuesta”. Todo indica que una muy desafortunada propuesta.
Apunte final: Dos cosas nos dicen: que es cuestión de horas para que salga la convocatoria del PRI para la presidencia nacional, y que Humberto Moreira va en un tren. Ayer Enrique Peña Nieto afianzó la aspiración del coahuilense con mayor contundencia, como lo hizo a principios de noviembre.
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