jueves, 11 de noviembre de 2010

Editorial EL UNIVERSAL IMSS: ¿pólvora o infiernitos?

La corrupción es toda una tradición en el sector salud. Sucede en todo el mundo. Millones de pesos en contratos a discreción, plazas para los amigos, licitaciones amañadas. Hay que insistir en que el gobierno federal frene la rapacidad y el despilfarro. Sin embargo, sería mezquino de parte de los políticos usar esto de pretexto para negar que las pensiones y los institutos de salud como el IMSS necesitan reformarse a fondo.
Las dependencias gubernamentales de salud invierten en los mercados financieros, compran medicamentos, adquieren equipos sumamente caros, administran millonarios seguros y varias otras actividades que constituyen todo un catálogo para el enriquecimiento ilícito de funcionarios y empresarios. Salud no es ni de lejos la instancia más corrupta del país, pero sí son varios los expedientes que engrosan la lista de corruptelas. El último —al menos en apariencia— lo conocimos esta semana, cuando en el noticiario de Joaquín López-Dóriga se transmitieron grabaciones en las que se escucha a un supuesto funcionario del IMSS negociar la compra de medicamentos por 80 millones de pesos con un representante del laboratorio Novartis.
Falta todavía ver si en efecto las voces corresponden a las personas que han sido mencionadas como responsables, además de que la Secretaría de la Función Pública deberá presentar más que sólo el audio para convencer a un juez de la existencia de delito.
Lo interesante es que casualmente las grabaciones que evidenciaron estas triquiñuelas se difundieron unos días después de que el director del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Daniel Karam, urgiera a una reforma en el organismo so pena de que para 2012 ya no fuera posible pagar pensiones.
Sería inadecuado usar el escándalo para dañar el proceso de reforma del IMSS, que inició con una señal de alarma que sí está sustentada por el estado financiero del instituto desde hace décadas. Bien dice la presidenta del PRI Beatriz Paredes: “Es fundamental que los errores de personas no pretendan volverse en un mayor desprestigio de una institución”. Sería, como dice el dicho, “quemar la pólvora con infiernitos”.
Habrá, pues, que castigar a los responsables de corrupción y forzar a la Secretaría de la Función Pública a realizar su trabajo, pero no por ello debe frenarse la reforma al IMSS, porque incluso si todos en el instituto fueran blancas palomas las pérdidas seguirían siendo mayores que los ingresos. Simples sumas y restas.

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