martes, 16 de noviembre de 2010

Serpientes y Escaleras | Salvador García Soto--- Chantajes en el PRI


Aunque fueron ellos los que definieron las líneas principales de gasto en el Presupuesto 2011, y hay ganadores claros en el reparto de recursos, como Enrique Peña Nieto y los gobernadores, los priístas no pudieron evitar que en los jaloneos finales de la Ley de Egresos del próximo año, afloraran amenazas de ruptura en su sector campesino, donde el dirigente de la CNC, Cruz López, amenazó la noche del domingo con renunciar al priísmo, por la reasignación de 4 mil millones que le quitaron al sector agrario.
Las cúpulas priístas acordaron enfrentar el chantaje del dirigente cenecista, y lo desafiaron a que si se quiere ir —finalmente está por terminar su liderazgo en el CNC—, que se vaya solo. El chantaje y las tensiones que se vivieron en la bancada priísta, que retrasaron y pusieron en riesgo los acuerdos que al final se dieron con las otras bancadas, son un buen ejemplo de las pésimas prácticas y los mecanismos discrecionales y turbios que imperan en la negociación del presupuesto federal, pero también lo son de la situación de crisis permanente en que se encuentra el campo mexicano.
Justo cuando están a punto de cumplirse 100 años de la Revolución —movimiento que tuvo como una de sus principales causas el agrarismo— en la negociación y los chantajes de este presupuesto aflora una de las causas por las que el campo mexicano está empobrecido e improductivo. Nada tan rentable políticamente como asumir la “defensa” presupuestal del campo, pero nada tan letal para los productores agrícolas como los intermediarios y líderes campesinos.
En los últimos 100 años, sólo un pequeño sector de propietarios rurales logró tecnificarse y volverse exportador, mientras que a la gran mayoría de ejidatarios se les utilizó clientelarmente para sostener el llamado “voto verde” y, aunque se les destinaron miles de millones de pesos en los presupuestos anuales en apoyos y subsidios, la mayor parte de esos recursos terminaron en manos de los intermediarios y los dirigentes agrarios, la mayoría afiliados al PRI, que cobraban y siguen cobrando su cuota por mantener el viejo sistema del voto corporativo.
Hoy, ese “voto rural” ya no es tan efectivo como antes; su efectividad quedó en duda desde que Francisco Labastida se quedó esperando la tarde del 2 de julio del 2000 los famosos “votos verdes” que no llegaron. Pero lo que se mantiene intacto, a pesar de ello, es el sistema de reparto de cuotas políticas y recursos públicos que, más que a los campesinos, sigue beneficiado a intermediarios y engrosando las cuentas de esos líderes que presionan y chantajean desde el Congreso.
NOTAS INDISCRETAS… Detrás del “Partido de la Ciudad” anunciado el domingo por René Arce y su hermano Víctor Hugo Círigo, hay un intento de golpe directo al PRD, pero especialmente a Ebrard y su proyecto presidencial. Junto a ex PSD como Alberto Begné, Robles Maloof y Adrián Lajous, o lopezobradoristas como Cristina Barros, Arce y Círigo han hecho alianzas lo mismo con priístas como Peña Nieto, que con panistas como Federico Döring, con tal de conseguir el registro para su propio partido que iría directamente por parte del voto perredista en la ciudad. Extraña la pasividad con la que Jesús Ortega ha enfrentado este auténtico desafío al PRD, sobre todo por la cercanía que tiene con los promotores del nuevo partido local. ¿No será que Los Chuchos ya preparan un “plan B” si AMLO les llega a quitar el control del perredismo…? Escalera de los dados. La semana promete.

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