sábado, 20 de noviembre de 2010

Serpientes y Escaleras | Salvador García Soto Un Centenario deslucido


¿Qué tanto ha cambiado México a 100 años de la primera Revolución social armada del siglo XX en el mundo? Mucho. El país que somos hoy en día, con todos sus rezagos, problemas y contradicciones, pero también con su realidades positivas, no sería el mismo si hace un siglo un puñado de caudillos y hombres con ideas democráticas no se hubieran levantado en armas, y un millón de mexicanos, campesinos, obreros, maestros, amas de casa, no hubieran muerto en aras de ideales de igualdad y justicia social que muchos de ellos quizá no comprendían pero anhelaban.
Pero hay cosas que no han cambiado en este Centenario: seguimos siendo una sociedad desmemoriada y poco afecta a conocer y valorar su historia; un país en el que la división y las diferencias político ideológicas —por lo demás sanas y necesarias mientras no se antepongan al interés colectivo— siguen estando por encima de temas, acciones y consensos que debieran unirnos para mejorar como nación.
Hace 100 años la conflagración armada se agudizó por la división entre caudillos que no lograban ponerse de acuerdo sobre los cambios que debían resultar del alzamiento armado y la revuelta popular que tenía en la convulsión violenta a varios estados del país. Y un siglo después, por motivos totalmente distintos, buena parte de la República sigue convulsionada por enfrentamientos armados y violencia del narcotráfico, mientras las diferencias entre políticos y gobernantes siguen obstaculizando avances y acuerdos.
Un buen ejemplo de esa división serán los dos actos separados que habrá hoy para conmemorar los 100 años del movimiento revolucionario. Por un lado Felipe Calderón, cuyo gobierno redujo a su mínima expresión los actos y el programa conmemorativo del Centenario, encabezará un desfile militar que por primera vez en la historia sustituye a la parada deportiva de los 20 de noviembre, en una decisión que además abona a la percepción de militarización del país.
Y en otro acto, muy cerca de donde el presidente estará, pero distante en la polarización política, Marcelo Ebrard tendrá su propia conmemoración y reabrirá un remozado monumento a la Revolución, en un evento al que no fue requerido Calderón.
La imagen muestra claramente ese divisionismo, casi infantil que sigue afectando el avance de la vida y la agenda pública del país. ¿O era tan difícil que, en un gesto de institucionalidad, tratándose de una fecha de tal trascendencia, estos dos personajes mostraran civilidad e hicieran a un lado sus diferencias para integrar una sola agenda conmemorativa del centenario de un movimiento histórico para los mexicanos? Al parecer sí; puede más la pequeñez de las ideas y las diferencias, que una actitud de Estado que no se aprecia en ambos. Y así estamos 100 años después: igual de divididos, con un país en llamas en buena parte de su territorio, y con los ideales revolucionarios si acaso logrados a medias en algunos aspectos, y en otros casos —pobreza en aumento, desigualdad brutal y democracia en entredicho— demasiado parecido a aquel 1910.
EL REGAÑO DE CALDERÓN
Molesto por la utilización de su nombre en la contienda interna del PAN, el presidente Calderón dio un manotazo y hace unos días mando llamar a Los Pinos a los candidatos a la dirigencia nacional de su partido.
Según panistas de alto nivel, fueron llamados por Calderón Gustavo Madero, Roberto Gil, Francisco Ramírez Acuña, Cecilia Romero y Blanca Judith Díaz. A cada uno el Presidente les leyó la cartilla para que cesaran los golpeteos y les dijo que él no tiene un candidato en esta contienda y que no meterá las manos en la votación interna que se define este 4 de diciembre.
El “jalón”, dicen, fue más duro para Madero y Gil Zuarth, los dos punteros en la contienda panista.
“¿Tú has dicho que algún secretario manejó que yo estaba apoyando a un candidato”, les preguntó Calderón a ambos aspirantes por separado. Y cuando alguno respondió que sí, en el momento, delante del aspirante, el Presidente tomó el teléfono y le marcó al secretario acusado: “Aquí tengo enfrente a fulanito que afirma que tú dijiste en una reunión que yo tenía candidato”.
Confrontando las versiones de Madero y Gil, que se habían acusado mutuamente de estar usando el nombre del Presidente para ganar apoyos, con sus colaboradores señalados por hacer proselitismo —como Gerardo Ruiz Mateos— Calderón ofreció a los candidatos que “no habrá línea” y que “la votación será libre y abierta entre ustedes”.
¿Será real que Calderón no meterá, ya no las manos, sino el dedo para inclinar la balanza por un candidato? De ser así ¿cómo se ve venir la votación entre los panistas?
Según cálculos internos de algunos panistas de la cúpula, en este momento el candidato con más consejeros de su lado es Gil Zuarth con 115 o 110 votos comprometidos. Le seguiría Gustavo Madero con unos 100 consejeros aliados, y muy atrás, si acaso con 20 consejeros, Francisco Ramírez Acuña. Cecilia Romero es aún una incógnita pero hay quien afirma que si la apoyan todos los consejeros del ala dura del Yunque podría reunir hasta 60 votos.
Con esas estimaciones la elección de presidente del PAN no se definiría en una primera vuelta y los contendientes irían a una segunda votación prevista en los estatutos panistas. Y ahí vendría lo interesante. Versiones que circulan entre los consejeros afirman que Ramírez Acuña podría declinar en una segunda vuelta a favor de Madero y sumarle sus votos; la incógnita es hacia dónde se irían los votos que pudiera lograr Romero e incluso si ésta mantiene su candidatura o declina por alguno de los dos punteros. Otro segmento de consejeros hasta ahora indecisos, estimados en unos 90, serían también los que, en las dos semanas que restan para la elección podrían definir un ganador que, en cualquier escenario, saldría de una segunda ronda. ¿Será Madero o Gil? ¿Cómo quedará el calderonismo después de esta evidente fractura? ¿Si Madero gana avanza Ernesto Cordero hacia el 2012? ¿O Roberto Gil, y su madrina Patricia Flores, se quedan con la dirigencia panista e impulsan a la candidatura presidencial a Alonso Lujambio o a Heriberto Félix?

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