Que, rápidamente, Gustavo Madero mostró el tono de lo que será su presidencia en el Partido Acción Nacional: fiel y absolutamente calderonista.
Eso es al menos lo que hacían sentir varios ex consejeros nacionales, que expresaron su desencanto por lo que consideran pérdida de pluralidad en el partido.
Ni qué decir de quienes apoyaron a Roberto Gil. Haber declinado al final en favor de Madero no le dejó nada. Y pensar que sintió que le cumplirían con la secretaría general y otras carteras. Se lo chamaquearon.
Que Marcelo Ebrard y Jesús Ortega se reunirán hoy para evaluar el amago de los lopezobradoristas, que ahora quieren no sólo la renuncia del Chucho mayor, sino su expulsión del Partido de la Revolución Democrática.
¿Como qué se les ocurrirá?
Que, hablando del PRD, ni Cuauhtémoc Cárdenas ni Andrés Manuel López Obrador se han reafiliado al partido.
Ninguno de los dos ha hecho el trámite para aparecer en el nuevo padrón. ¿Lo harán?
Que vaya molestia causó en Guadalajara la cancelación de Marcelo Ebrard, a última hora, de su conferencia, agendada como el evento estrella de la clausura de la Feria Internacional del Libro.
El jefe de Gobierno del Distrito Federal dictaría una ponencia titulada: “El ejercicio de los derechos sociales en la Ciudad de México”. Para no robarle cámara, los organizadores habían adelantado la entrega del premio Fernando Benítez y programado la presentación del libro El verdadero rostro del cardenal, sobre Juan Sandoval Íñiguez, con dos horas de diferencia para que Ebrard no se lo topara.
Más no se podía pedir. Pero resulta que fue más importante para él inaugurar la pista de patinaje en el Zócalo.
Que la diputada del PAN Mariana Gómez del Campo solicitó a la Arquidiócesis de México bajar de su página de internet la denuncia presentada en su contra por las religiosas del Instituto Renacimiento.
Mariana argumentó que es una fiel católica y no quiere tener problemas con la jerarquía.
Amén.
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