Para que logremos detener la violencia que desató el régimen usurpador, necesitamos organizarnos TODOS y defender un Proyecto Alternativo de Nación que anteponga el bienestar de la gente a los negocios jugosos de funcionarios, gobernantes y empresarios abusivos.
Nuestra juventud está ingresando de manera acelerada al mundo de la delincuencia por no encontrar un espacio para el estudio o el trabajo digno.
Combatir la violencia con violencia ha mostrado que lejos de disminuirla la potencializa. La deshumanización que han mostrado los gobiernos prianistas le está costando muy cara a la sociedad entera.
Se impuso la ley del más fuerte, no en lo espiritual y humano sino en la fuerza que da poseer un arma para someter a seres inocentes que no pidieron la guerra.
La ausencia de un estado de derecho, porque aquí cualquiera viola la ley sin ser castigado, es lo que anima a los delincuentes a cometer toda clase de injusticias para obtener dinero, y no sólo eso porque la insensibilidad propagada lleva a estos delincuentes, que saben que no serán castigados, a cobrar vida humanas aun si sus asaltos, secuestros y robos no les rinden la ganancia que esperaban.
Se enseña con el ejemplo.
¿Qué puede aprender la población de los políticos corruptos capaces de reprimir al pueblo que clama justicia, o de los grandes empresarios que se enriquecen a costa de los trabajadores explotados?
Aunque la situación económica sea desastrosa, lo que realmente URGE en este país es detener la violencia a la que estamos expuestos los ciudadanos que no tenemos guaruras ni aparatos de seguridad que nos protejan.
La opción de cambio no debe ser, de ninguna manera, por la vía de la violencia, así que la única posibilidad que tenemos de un cambio real y pacífico es la organización desde abajo para evitar que nuevamente se impongan en el poder los mismos que han hecho añicos el futuro del país y del pueblo.
El 20 de marzo, Andrés Manuel López Obrador presentará en el Auditorio Nacional el Proyecto Alternativo de Nación que ha venido perfeccionando con la ayuda de los mejores especialistas y humanistas con los que cuenta México.
Estamos a tiempo de detener este derramamiento de sangre, y de salvar a nuestras nuevas generaciones porque en sus manos estará el destino de todos.
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