Aunque nos queda la duda de un rompimiento real entre Elba Esther Gordillo y el “nuevo” PRI, lo cierto es que la decadencia de Gordillo está cerca.
40 MIL MAESTROS de la sección novena del D.F. pertenecientes a la CNTE marcharon el viernes pasado en la Ciudad de México, y anunciaron un próximo paro los días 2 y 3 de febrero para entregar sus demandas.
Aunque los medios de comunicación no le han dado importancia a este hecho, para el gremio magisterial resulta un avance significativo en la lucha por la defensa de la educación pública. No se trata sólo de aumentos salariales, justos por cierto, lo que está en juego es salvar el derecho a la educación consagrado en el Artículo 3º Constitucional.
Detener la ambición privatizadora de la derecha es uno de los asuntos urgentes del país. Si los maestros organizados reciben apoyo de la sociedad civil se empezará a escribir otra historia.
Recuerdo vagamente durante mi estancia en Chiapas, a los 5 años, que mi mamá marchaba en Tuxtla Gutiérrez con sus compañeros maestros. En ese entonces yo no sabía ni entendía porque marchaban, lo que recuerdo es que pasaban muchos días cuidando su escuela y haciendo guardias a las que me integraba con otros niños, hijos también de maestros inconformes.
Desde entonces la demanda principal era la DEMOCRATIZACIÓN del SNTE, que actuaba con autoritarismo desde la cúpula del Sindicato.
La integración del la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación fue el primer paso para fijar el camino de una lucha que lleva más de 30 años.
La CNTE se convirtió en el referente democrático más importante en la lucha nacional por la defensa de nuestros derechos legítimos, razón por la cual la infausta “vanguardia revolucionaria” de Carlos Jongitud Barrios arremetió en contra del movimiento, y con la complicidad de Elba Esther Gordillo Morales asesinó a más de 150 maestros.
El reto de la CNTE es convocar al magisterio nacional, a los padres de familia y al pueblo de México para salvaguardar el futuro de nuestros niños y de nuestros jóvenes; exigir que la ya intolerable crisis económica que atravesamos sea pagada por quienes la provocaron, y que surja un programa salarial emergente que permita a los trabajadores mejorar sus ingresos y conservar su empleo para que el actual clima de inconformidad, que tiende a desbordarse, no sea el pretexto para implementar desapariciones forzadas, detenciones irregulares, acusaciones judiciales y órdenes de aprehensión en contra de luchadores sociales, líderes populares y dirigentes sindicales, como ocurrió en el año 2006 en Atenco y Oaxaca.
Como sociedad estamos obligados moralmente a apoyar a los maestros y no sumarnos a la descalificación, ordenada por el estado a los medios de comunicación oficialistas.
La movilización en defensa de los derechos y conquistas de los trabajadores y del pueblo, la recuperación del ISSSTE y de la escuela pública, así como la cancelación del pacto firmado entre Gordillo y Calderón en la ACE, son motivos suficientes para que los maestros se unan y se organicen porque de su participación depende uno de los temas más importantes para salvar al país: la educación.
Por eso es significativa la movilización de maestros que se llevó a cabo el viernes pasado en la Ciudad de México, que coincide además con la supuesta ruptura entre Agripina de la triste memoria y el “nuevo” PRI.
Regresar con Vázquez Mota al mismo serpentario tampoco es lo mejor que le puede suceder a la lideresa perpetua. Por cierto, ¿quién le va a renovar ahora su toma de nota ilegal?
Los dichos tienen algo de cierto: No hay mal que dure cien años.
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